La cuestión del Ártico copa cada vez más espacio en las agendas geoestratégicas mundiales. El deshielo de los casquetes polares, fruto del cambio climático, es una amenaza para el planeta, pero también una ocasión de fotalecerse para muchos países en su carrera geopolítica.
El efecto del calentamiento global en el Ártico proyecta un escenario geopolítico de una magnitud difícil de medir aún ahora. La región ha perdido entre el 30-40% de su capa de hielo en las últimas décadas. En clave geoeconómica representa una ocasión para muchas naciones, sin embargo, desde la perspectiva medioambiental significa una amenaza sin precedentes. Su deshielo abre la posibilidad de nuevas rutas comerciales
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