La actual pugna entre la República Popular China y la República de China (Taiwán) por el control de la Isla de Taiwán se configura como uno de los conflictos con el potencial para desencadenar una gran guerra a escala global. A lo largo de la historia moderna, no han sido pocas las naciones que han codiciado las riquezas de Taiwán. Su posición geográfica y su potencial comercial la han convertido en constante objeto de deseo de grandes potencias como el Imperio Portugués, el Español, el Holandés, el Japonés y la Dinastía Qing. A día de hoy, los actores políticos han cambiado, pero el objetivo sigue siendo el mismo: poseerla.
El Canal de Bashi (situado en el Estrecho de Luzón), que separa la filipina isla de Mavulis y la taiwanesa isla de Orchid, se ha convertido en una encrucijada mundial. Esta masa de agua es quizás uno de los espacios más críticos y menos conocidos de este latente conflicto, un punto crucial en la creciente guerra fría que libran la República Popular China y los Estados Unidos por el dominio mundial.
¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS QUE CONVIERTEN AL CANAL DE BASHI EN
UN PUNTO CRÍTICO PARA LOS INTERESES DE LAS DOS MAYORES
POTENCIAS?
Existen tres grandes razones que dotan al Canal de Bashi de una importancia capital en este contexto de guerra fría entre las dos mayores potencias a nivel global:
- Esta región marina es uno de los puntos clave para el Ejército Popular de Liberación (las fuerzas armadas de la República Popular China) en una hipotética invasión militar de la isla de Taiwán.
- Es un lugar estratégico, tanto para la República Popular China desde sus fronteras marítimas, como para Estados Unidos, en su proyección de fuerza.
- Es un cuello de botella crucial, tanto de las rutas comerciales marítimas globales, como de la red de cables submarinos de transmisión de datos que conectan el sur y sureste de Asia con América del Norte y Japón.
Todos estos elementos convergen para convertir al Canal de Bashi en uno de los puntos más estratégicos del actual escenario geopolítico y geoeconómico, especialmente de la región Asia-Pacífico (rivalizando con el Estrecho de Malacca y el Estrecho de Taiwán).
LA IMPORTANCIA DEL CANAL DE BASHI EN UNA HIPOTÉTICA INVASIÓN MILITAR DE LA ISLA
Si llegase el día en que el gobierno de Pekín decidiera realizar una invasión militar a gran escala sobre Taiwán, el Canal de Bashi sería clave para su resolución exitosa, y ello por una razón muy básica: las líneas de suministro. Para comprender esta afirmación, resulta imprescindible mencionar el Puerto de Kaohsiung.
Situado al suroeste de la isla, el Puerto de Kaohsiung es el puerto de mercancías más importante de Taiwán. Gestiona alrededor de 10 millones de contenedores anualmente, lo que le convierte en el decimoséptimo más importante a nivel mundial. Su control es vital para poder sostener la ingente demanda de suministros que exigiría una invasión a gran escala de Taiwán, especialmente de bienes tan necesarios como el combustible para vehículos militares, o los alimentos para los combatientes empleados en las operaciones.
En este sentido, para el Ejército Popular de Liberación sería crítico mantener el control de la infraestructura portuaria de Kaohsiung, así como del Canal de Bashi, con el fin, no solamente de facilitar el mantenimiento eficaz de sus propias líneas de suministro, sino también de cortar las del enemigo, impidiendo que Taiwán pudiera recibir ayuda externa a través de esta ruta principal.
Los ejercicios militares que desarrolla Pekín en la zona evidencian que su cúpula militar es plenamente consciente de la importancia de esta estrategia. Los habituales simulacros de combate, basados en una táctica clara de encierro de Taiwán, han ido estrechando el cerco a la isla, hasta sobrepasar las propias aguas territoriales de Taiwán.
De hecho, entre el 4 y el 15 de agosto de 2022, a raíz de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, la República Popular exhibió un poderoso músculo militar, llevando a cabo ejercicios en seis zonas marítimas alrededor de la isla (incluyendo operaciones en las proximidades de Kaohsiung y en el propio Canal de Bashi). Estos actos fueron condenados por Japón (que vio como uno de los misiles lanzados alcanzó aguas pertenecientes a su zona económica exclusiva) y por Estados Unidos, mientras recibían el respaldo de Rusia y Corea del Norte.

Áreas donde el Ejército Popular de Liberación desarrolló los ejercicios militares de agosto de 2022. Fuente: Wikimedia.
Asimismo, 2023 ha sido testigo de nuevas exhibiciones de fuerza por parte de Pekín, que ha realizado ejercicios en abril y agosto, tras las respectivas visitas de Tsai Ing-wen (presidenta de Taiwán) y de William Lai (vicepresidente de Taiwán) a los Estados Unidos (si bien la actividad militar en la zona es constante).
En consecuencia, no existen dudas al respecto de la primordial relevancia del control de estos espacios en una hipotética invasión. En el caso del Puerto de Kaohsiung, como base logística, y en el caso del Canal de Bashi, como muro de contención ante probables intentos de apoyo por parte de Estados Unidos desde sus bases en Filipinas.
Y es que hay que olvidar que el Canal de Bashi es uno de los puntos de acceso más importantes desde el Océano Pacífico al Mar del Sur de China, lo que hace que su control sea clave para la proyección de fuerza militar, tanto de la República Popular China, como de los Estados Unidos.
Desde el punto de vista estadounidense, el Canal de Bashi constituye la ruta principal para una hipotética provisión de suministros y apoyo militar a Taiwán, potencialmente ofrecidos desde sus bases en Filipinas. De igual forma, el control efectivo del Canal ofrecería la posibilidad de bloquear la penetración de las fuerzas del Ejército Popular de Liberación en la costa oriental de Taiwán, lo que convertiría sus movimientos en mucho más predecibles.
Esto último es especialmente relevante, teniendo en cuenta que una de las ventajas geográficas de la isla es su división en dos por una serie de cadenas montañosas extremadamente pronunciadas, situación que dificulta el avance terrestre hacia el extremo oriental de la isla, en caso de una invasión anfibia desde el oeste. Los estrategas de Taiwán han confiado durante mucho tiempo en esta dificultad logística, si bien cada vez aporta menos garantías, dada la multiplicación de las capacidades del Ejército Popular de Liberación.
Los americanos, sabedores del crucial papel que puede jugar el control del Canal de Bashi en un contexto de conflicto bélico, están reforzando su presencia y capacidades militares en la zona, ampliando el número de bases en el norte de Filipinas. Ello, sumado a la presencia militar de Estados Unidos en Japón y Corea (y al propio refuerzo de las capacidades militares y rearme de las fuerzas armadas niponas) supone que los norteamericanos tienen a los grandes centros poblacionales, industriales y comerciales chinos al alcance de sus avanzados aviones y naves de guerra.
De hecho, ciudades como Pekín y Shanghai se encuentran a una distancia de 800-1.000 kilómetros de bases norteamericanas en territorio japonés y surcoreano. Por su parte, centros urbanos como Shenzhen, Hong Kong o Zhangjiang no se alejan mucho más de 1.000 kilómetros de las bases americanas en Luzón (norte de Filipinas). Los extraordinarios medios navales y aéreos de los Estados Unidos próximos a la China continental son, sin lugar a dudas, una eficaz herramienta de disuasión para las élites burocráticas y militares de Pekín.
La situación para la República Popular China es realmente delicada, viéndose completamente rodeada de bases militares estadounidenses (y de aliados de éstos), un despliegue de fuerzas descomunal que impediría al Ejército Popular de Liberación gozar del tan deseado “espacio estratégico” para realizar operaciones, si finalmente se produjera un estallido bélico. De hecho, Pekín podría ver vetado su acceso a las vastas inmensidades del Océano Pacífico. Un posible remedio para este mal se encontraría en el control del Canal de Bashi.
EL PAPEL DEL CANAL DE BASHI EN EL PANORAMA GEOECONÓMICO
La importancia del Canal de Bashi no se reduce únicamente al plano militar, pues representa también un punto crítico en materia económica, comercial y tecnológica. De hecho, el Canal es un conducto vital para el tráfico de datos a nivel global que se realiza a través de la red de cables submarinos que se extiende por todo el planeta.
En este sentido, prácticamente todo el flujo de datos realizado a través de cables submarinos entre la región Asia-Pacífico y Norteamérica pasa por el Canal de Bashi, lo que le convierte en un cuello de botella fuertemente estratégico. Asimismo, la mayoría de conexiones entre países asiáticos establecidas mediante cables submarinos utilizan este paso.
En consecuencia, el rol del Canal de Bashi en las interconexiones submarinas se presenta como un elemento que le sitúa como un punto extremadamente vulnerable ante potenciales acciones disruptivas y de sabotaje (muy probables en un hipotético contexto de conflicto bélico abierto), acciones que podrían tener consecuencias devastadoras a nivel económico.
Además de operar como un punto crítico para la transferencia de datos internacional (vital en la interdependencia en la moderna economía de datos global), numerosas rutas comerciales marítimas internacionales atraviesan el Canal de Bashi, con lo que constituye un foco especialmente sensible, sobretodo para Japón y Corea del Sur, que importan buena parte del petróleo y gas que necesitan a través de estas aguas. Asimismo, es un espacio vital para el desarrollo de la industria pesquera.
CONCLUSIÓN
En estos tiempos de cambio de paradigma geopolítico, los vientos de cambio llegan desde la región de Asia-Pacífico, unos vientos de tormenta que hacen que la región Asia-Pacífico se alce como el gran escenario donde se desarrollan los acontecimientos más trascendentes en el ámbito político internacional. En este sentido, nadie ignora la posibilidad de que la competencia entre las dos mayores potencias a nivel global (la República Popular China y los Estados Unidos), que se ha limitado por el momento al plano tecnológico, económico, y diplomático, se traduzca en un conflicto bélico convencional de proporciones mundiales.
El status quo favorece a los Estados Unidos, que han conseguido forjar una sólida asociación militar con importantes actores en la zona, como son Japón, Corea del Sur y Filipinas (todos ellos adversarios de Pekín en mayor o menor grado), y mantener permanentemente un número de recursos militares formidable en la zona. A este respecto, las relaciones con Japón y Corea del Sur parecen ser una gran garantía para los americanos, pero éstos harán bien es estar muy pendientes de las dinámicas políticas que se sucedan en Manila, pues pueden llegar a alterar su capacidad de despliegue de medios militares en Filipinas, lo que a su vez afectaría directamente a su capacidad para controlar el Canal de Bashi.
La situación actual permite a los americanos disuadir a Pekín de tratar de lograr la gran ambición de Xi Jinping: la reunificación de China en una sola entidad política, bajo el férreo y totalitario dominio del Partido Comunista Chino. Para el secretario general, la reunificación es “una misión histórica y un compromiso inquebrantable para el Partido”, tal y como quedó establecido en el vigésimo congreso del Partido en octubre de 2022. Para alcanzar este ansiado fin, Pekín amplía sus capacidades militares a un ritmo vertiginoso, mientras ejerce una presión diplomática constante con el objetivo de aislar al régimen de Taipei.
Mientras la ambigüedad estratégica de Washington sobre Taiwán, construida a través de la Ley de Relaciones de Taiwán (“Taiwan Relations Act”) y las 6 garantías del Presidente Carter (1979 y 1982 respectivamente), sea suficientemente disuasoria, Pekín seguirá asumiendo como probable un involucramiento de Estados Unidos ante una invasión a gran escala de la isla. Por todo ello, esta opción no parece la mejor para Pekín, por lo que es improbable que ésta se materialice, por ahora. Al fin y al cabo, “la mejor victoria es vencer sin combatir”.
No obstante, si los estadounidenses vieran su influencia y presencia militar menguados en la región, y/o su estrategia disuasoria dejase de ser creíble, la valentía de las élites militares y burocráticas de Pekín se reforzaría, y las consecuencias podrían ser letales.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
Artículo muy interesante y bien planteado, por la completa descripción de la importancia estratégica del Canal como «punto» de una posible invasión de la Isla, como por la enumeración de circunstancias que hoy hacen muy impensable una tal operación.
Mis felicitaciones al autor.