EL FIN DE LA OPERACIÓN BARKHANE Y LA INCERTIDUMBRE EN EL SAHEL

por | Ago 10, 2021

El pasado 10 de junio el Presidente francés Emmanuel Macron, anunció el fin de la Operación militar Barkhane y la intención de dar un nuevo enfoque a la presencia militar francesa en el Sahel. Este anuncio se produce en un momento donde la amenaza yihadista esta logrando máxima expansión a nivel regional.


El pasado 10 de junio el Presidente francés Emmanuel Macron, anunció el fin de la Operación militar Barkhane y la intención de dar un nuevo enfoque a la presencia militar francesa en el Sahel. Este anuncio se produce en un momento donde la amenaza yihadista esta logrando máxima expansión a nivel regional.


Tras 8 años de operaciones militares en el teatro saheliano, parece que Francia quiere dar un nuevo enfoque y orientación a sus operaciones militares en el Sahel, poniendo fin a la Operación Barkhane. Lo cierto es que desde su anuncio, no han transcendido nuevos detalles sobre como Francia quiere enfocar esta nueva presencia, la cual es irrenunciable para la necesaria estabilización del Sahel.

Con esta decisión unilateral, Francia buscaría una mayor involucración europea en el Sahel, compartiendo “las cargas militares” con los socios europeos, dando así mayor protagonismo a los ejércitos y fuerzas locales. Hay que recordar que en el Sahel ya se llevan a cabo varias misiones europeas de carácter militar de apoyo a las fuerzas locales, donde España aporta un importante contingente a la Misión de adiestramiento e instrucción EUTM-Malí. Así en el terreno hay otras misiones militares como serían la MINUSMA; la Fuerza Conjunta G-5 Sahel, conformada por Mauritania, Burkina Faso, Níger, Malí y Chad; y la Fuerza Especial Takuba.

Mapa de las diferentes respuesta a los desafíos de seguridad en la región saheliana. (ACSS)

La decisión tomada por Macron se ha podido precipitar tras el ultimo Golpe Militar en Malí en menos de un año y la supuesta falta de una implicación comprometida y decisiva entre los países africanos para luchar contra el yihadismo.

El Sahel, y África en su extensión, son actualmente el principal foco a nivel mundial de la expansión yihadista, la cual esta logrando presencia en lugares que hasta ahora estaban fuera de sus áreas de influencias. Este hecho y la debilidad estatal de los Estados Sahelianos, hacen que la presencia y apoyo internacional sean ahora mismo imprescindibles en la zona, pero los esfuerzos de las misiones militares que hasta ahora se están llevando a cabo parecen ser insuficientes para detener la influencia extremista.

Para entender la situación actual y la intervención internacional en el Sahel, es necesario entender los acontecimientos, causas y hechos que las motivaron.

LA PRESENCIA YIHADISTA EN EL SAHEL

Los grupos yihadistas se infiltraron en el Sahel desde el sur de Argelia a finales de los años 90 y principios de los 2000, en un contexto de enfrentamiento civil en el país magrebí y ante el empuje del ejército argelino. En el norte de Malí los yihadistas encontraron refugio, en una zona desértica, con nula presencia estatal y donde podrían estrechar relaciones con la población local, de mayoría árabe y tuareg, con la que compartían lazos familiares y tribales. También en estas zonas se producía un flujo de tráficos ilícitos (principalmente drogas y tabaco) con los que los yihadistas podían lograr cierta financiación. Es importante reseñar que la población de esta zona de mayoría tuareg, sentía especial desapego hacia las autoridades de Bamako, a las que acusaban de abandono y corrupción y contra las que habían mantenido diversos conflictos desde la independencia de Malí en 1960 .

Entre estos argelinos instalados en el norte de Malí, había un importante número de yihadistas veteranos de la Guerra de Afganistán contra los soviéticos. Estos grupos yihadistas juraron fidelidad a Al Qaeda en 2007, asumiendo el nombre de Al Qaeda en el Magreb Islámico. Sus acciones, en un principio, se centraron en el hostigamiento y secuestro de personal occidental. Aunque cada vez sus acciones inquietaban más a los países occidentales, su presencia parecía que no suponía un desafío para la estabilidad regional ni internacional.

El Estado Islámico se ha convertido en una de las mayores amenazas a la seguridad en el Sahel. (Middle East Monitor)

Pero esta situación cambió a principios de 2012. En el contexto de las “Primaveras Árabes” y tras la caída del Régimen de Gadafi, se produce una rebelión tuareg en el norte de Malí protagonizada por un grupo denominado Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), el cual se hace rápidamente con el control regional, expulsa a las autoridades de Bamako y proclama la independencia de la región en abril de 2012. Aunque la inmensa zona donde toman el control es mayoritariamente desértica y solo supone el 10% de la población de Malí, se hacen con importantes núcleos urbanos como Kidal, Gao o Tombuctú. Muchos de los tuaregs alzados en armas, eran parte del ejército de Gadafi, donde tras su caída y el expolio de los arsenales, habían logrado llegar al norte de Malí adecuadamente equipados e instruidos, produciendo esta insurrección la desbandada del débil y desmoralizado ejército de Malí.

Esta situación de caos y anarquía, que contó con la ineficaz respuesta de Bamako agravada por convulsiones internas como un Golpe de Estado, fue aprovechada por los grupos yihadistas para hacerse con el control de la situación de la región, expulsando al MNLA (de tendencia moderada y secular) y tomando sus posiciones, llegando a ejercer el gobierno así como aplicar de manera extrema las leyes islámicas (sharia) en las zonas bajo su control. Entre estos grupos yihadistas estarían el mencionado AQMI, el grupo MUYAO (primer grupo yihadista en la zona compuesto en su mayoría por miembros de raza negra) y un nuevo grupo yihadista desconocido de carácter local llamado Ansar Dine (liderado por Iyad Ag Ghali).

Mapa de la situación del control territorial en Mali en 2013 en pleno apogeo islamista que forzó la intervención francesa. (Wikipedia)

El gobierno de Malí ante esta situación que superaba sus capacidades e incapaz de hacer frente a la situación, solicitó ayuda internacional a través de la ONU (aprobada mediante resolución 2085) y, en especial, a Francia, antigua metrópoli con la que mantenía importantes vínculos políticos y comerciales.

En enero de 2013 ante el avance de los yihadistas hacia al sur de Malí que amenazaban con colapsar el Estado de Malí, poder tomar la capital y convertir Malí en un “santuario terrorista”, Francia pone en marcha en la Operación Serval (sustituida por la Operacion Brakhane en agosto de 2014) con el objetivo de combatir a los yihadistas. Paralelamente se pone en marcha otras misiones internacionales como la MINUSMA (al principio denominada como AFISMA) y en julio de 2013 la misión europea de apoyo a las fuerzas locales EUTM, cuyo objetivo primordial es dotar a las fuerzas locales del adiestramiento y capacidades para asumir de manera autónoma la seguridad estatal.

LA INTERVENCIÓN FRANCESA EN EL SAHEL

La respuesta internacional y el rápido eficaz despliegue de las fuerzas francesas enmarcadas en la Operación Serval, lograron el objetivo de detener el avance de los yihadistas hacia el sur, expulsarlos de los principales núcleos urbanos y anular su capacidad de respuesta a corto plazo. Los yihadistas se dispersaron rápidamente por áreas remotas y rurales desde las que se organizarían posteriormente. 

La estrategia de la Operación Serval se basó en operaciones aerotransportadas, constituir una fuerza expedicionaria y dar apoyo aéreo a sus tropas y fuerzas locales. Hay que destacar que en la Operación Serval actuaron varios contingentes de fuerzas africanas como Chad (uno de los mas importantes aliados en la zona de Francia). España también apoyó este despliegue mediante apoyo aéreo con el Destacamento Marfil destinado en Senegal.

Militares españoles en Malí en una misión rutinaria de patrulla bajo el paraguas de la operación de la UE EUTM MALI.

El liderazgo en las operaciones militares en el Sahel por parte de Francia es indudable. La antigua metrópolis colonial cuenta con importantes destacamentos militares en África, con bases permanentes en Chad, Senegal o Costa de Marfil. Su presencia no solamente destaca en el ámbito militar sino en aspectos económicos con importantes inversiones en fuentes de energía como el uranio, gas u oro en la zona, así como una importante comunidad de franceses asentada en esta región. Estos vínculos, hacen que Francia se encuentre muy vinculada a estas ex colonias.

La Operación Barkhane que sustituiría a la Serval, estaría enfocada a trabajar como una fuerza de vanguardia contra los yihadistas, así como el asesoramiento, formación y apoyo directo a las misiones anti terroristas emprendidas por las fuerzas locales en las operaciones sobre el terreno. Su marco de actuación no se limitaría a Malí, sino a varios países fronterizos. Francia y la Unión Europea, y sabiendo que la problemática es regional, también impulsarían una fuerza militar local denominada Fuerza Conjunta G-5, cuyo objetivo sería coordinar e impulsar los esfuerzos militares de los países sahelianos contra los yihadistas y el crimen organizado (otra amenaza incipiente y muy entrelazada con los yihadistas en la zona). Así como fomentar el intercambio de información en un área donde las fronteras están poco definidas y que por su extensión y porosidad las hacen difícilmente controlables.

Despliegue militar de la Operación Barkhane. (Ministere des Armees)

Respecto a los combatientes yihadistas, se conformarían posteriormente en torno a dos grupos principalmente y que actúan como franquicias locales de DAESH y Al Qaeda en la zona. Por parte de DAESH actuaría como filial en el Sahel, la organización denominada Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS). De mientras que por parte de Al Qaeda actuaria como filial el grupo JNIM (Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes), que conformaría una alianza de varios grupos extremistas radicales pero donde predominaría los postulados de AQMI (actualmente dirigidos por el mencionado Iya Ag Ghali). Ambas organizaciones compiten por el liderazgo en la yihad regional. Los cambios de alianzas, escisiones y liderazgo en los grupos son continuos, actuando sus miembros en muchas ocasiones de manera autónoma.

LA COMPLEJIDAD DE LA REGIÓN

Pero los primeros éxitos en el aspecto militar no serían suficientes para anular la capacidad de los grupos yihadistas. Las causas y el origen para la expansión del yihadismo en el Sahel radica en numerosos factores como la pobreza, el subdesarrollo, la falta de oportunidades, el abandono de una población cansada de sus gobernantes, la mala gobernanza de los Estados, la incapacidad de estos para administrar y propiciar unos servicios básicos a la población ( principalmente seguridad, educación, justicia o sanidad), así como la corrupción endémica de las instituciones. 

Rutas de contrabando en Sahel y Norte de África puestas en relación con las zonas de presencia yihadista (NATO Strategic Direction South)

La instrumentalización del poder de manera arbitraria por las autoridades o la composición étnica de los Estados con escasa cohesión nacional y los enfrentamientos ancestrales que “arrastran” estas etnias, complican la solución del problema. Situación agravada por el cambio climático y la disminución de las tierras fértiles que son fuentes de conflictos entre distintas etnias que se dedican a la ganadería y agricultura de subsistencia y rivalizan por su control.

Uno de los factores que más preocupan es la falta de oportunidades para una población muy joven (los países sahelianos se encuentran entre lo más altos en tasas de natalidad del mundo), donde la única forma de prosperar en muchas ocasiones solo son la inmigración o el contrabando. Además hay que añadir los miles de desplazados y refugiados que ha provocado el conflicto, así como la dependencia a la ayuda exterior que ha generado. También las relaciones entre crimen organizado y yihadistas son destacables, formando una alianza inseparable, donde se benefician de los tráficos ilícitos de personas, drogas y armas, entre otros.

En esta situación de “desesperanza generalizada” se han dado las condiciones idóneas para que los grupos yihadistas se presenten como alternativa a los gobiernos locales, a los que consideran apóstatas e infieles, traidores de los preceptos islámicos, así como “títeres” de los occidentales, especialmente de Francia, los cuales consideran que expolian sus recursos y riquezas. Este discurso está consiguiendo un importante apoyo entre la población civil, la cual no se ha visto beneficiada de la presencia internacional en sus países, donde la violencia no ha dejado de crecer. Es decir, la afiliación o adhesiones a los grupos yihadistas se produce más por necesidad o esperanzas de nuevas oportunidades, más que por postulados ideológicos o religioso alineados con los yihadistas. Pero también es innegable que el discurso extremista está empezando a consolidarse entre la población civil, que tradicionalmente ha practicado unas doctrinas islámicas moderadas con influencias de la cultura y creencias locales.

Los yihadistas han sabido sacar réditos de esta situación y manipularla en favor de sus intereses, propiciando nuevas oportunidades a los jóvenes e intentado suministrar esos servicios que el Estado no ha logrado.

LA DECISIÓN FRANCESA RESPECTO A BARKHANE

La Operación Barkhane ha supuesto el mayor esfuerzo militar francés en los últimos años, la cual estaría compuesta por 5.100 soldados, un importante número de aviones, drones y helicópteros, así como medios terrestres. Barkhane pese a ser una misión eficaz en el combate y haber logrado importantes méritos como la muerte de varios líderes yihadistas como la muerte de Droukdel, no ha conseguido frenar el avance del yihadismo. Es cierto que frente a Barkhane los yihadistas están incapacitados para tomar el control de un país o fundar su deseado Califato en el Sahel, pero la expansión de sus acciones y los continuos hostigamientos han aumentando, creando un clima de inseguridad regional creciente y amenazando a otros Estados donde su presencia era nula.

Soldado francés en una patrulla conjunta con fuerzas armadas de una de las naciones del Sahel. (Frederic Petry/Hans Lucas)

La mayor zona de actuación se concentraría en la denominada Triple Frontera entre Malí, Níger y Burkina Faso. Pero se teme que en los próximos meses se incremente la presión insurgentes sobre países con salida al Golfo de Guinea, como serían Costa de Marfil, Benín o Togo. Además los gobiernos locales no han cambiado su políticas de mala gobernanza y han sido incapaces de ganarse el respaldo de la sociedad civil, la cual cada vez más identifica a los franceses como protectores de estos deficitarios gobernantes, que siguen sin garantizar unos mínimos de seguridad y servicios. Condiciones que aumentan el sentimiento anti-francés.

Por otro lado, Francia reclama mayores esfuerzos, compromisos y determinación a las autoridades nacionales afectadas, de las cuales algunas estarían comenzando a valorar entablar negociaciones con determinados grupos extremistas. Con ello se buscaría disminuir los altos niveles de violencia. Estas posibles negociaciones serían rechazadas por Francia, que vería una legitimación de las demandas y causas de los yihadistas, así como un fracaso propio. Por parte los gobiernos locales, sabiendo de sus actuales limitaciones y el riesgo de que el conflicto termine por eclosionar en un conflicto étnico de mayor alcance, consideran que estas posibles negociaciones no supondría un retroceso en su soberanía o derrota, sino una medida para disminuir los niveles de violencia y ganar apoyo y cohesión social entre una población muy castigada. Esta opción la estaría barajando el gobierno de Burkina Faso

En el último año, la gran mayoría de ataques yihadistas en el Sahel se han concentrado en la Triple Frontera. (Janes)

Ante esta situación de escasos resultados factibles, de importantes gastos militares y sumado el más de medio centenar de bajas mortales en esta operación, está suponiendo un desgaste para la opinión pública francesa y sus políticos. Esta corriente de opinión y el temor a verse “empantanados” en un posible escenario similar a Afganistán, han marcado la decisión de poner fin a la Operación Barkhane por parte de Macrón.

La decisión de Macron no es retirarse del escenario, sino presionar a los socio europeos para implicarse más en la zona, argumentando que la extensión del yihadismo a las puertas de Europa afectaría al conjunto de la Unión Europea.

La Fuerza Especial Takuba cuenta con efectivos de fuerzas especiales de numerosos países europeos, como Estonia que aporta 95 efectivos como el de la imagen. (Reddit)

La intención francesa sería que la Fuerza Espacial Takuba, concebida como una Fuerza de intervención rápida, sea la sustituta de Barkhane en las misiones de combates, así como en el acompañamiento a las fuerzas locales en los cometidos antiterrorista. Pero su decisión parece que ha sido precipitada, sin consultas con sus socios europeos y de manera unilateral, ya que este contingente aún no cuenta con las capacidades, medios ni despliegue necesario para sustituir a Barkhane. Tampoco está concretado la aportación que dará cada país comprometió con dicha misión. En principio Francia ejercería el mando y liderazgo a la misión, cuyos parámetros de actuación puede terminar condicionando la aportación de cada socio.

Actualmente la Fuerza Takuba está conformada por miembros de operaciones especiales de Francia, Estonia, Republica Checa y Suecia, siendo su fuerza de 600 efectivos. En el próximo año se incorporarán fuerzas danesas, y la aportación de países como Reino Unido, Italia, Bélgica, Portugal, Países Bajos o Grecia, estarían por concretar.

Imagen del 2015 de los militares españoles del séptimo relevo de tropas españolas en la Misión del Entrenamiento de la Unión Europea (EUTM) para Mali  (Oto | Efe)

En el caso de España se descartó participar en Takuba, pero si se incrementarían sus miembros en la misión instrucción y adiestramiento EUTM, siendo el mayor contribuyente a las operaciones militares de la UE en la zona (aproximadamente 700 efectivos) y cuya participación está comprometida hasta 2024. Otras misiones donde participa España en el Sahel serían GARSI Sahel (unidad conformada por la Guardia Civil enfocada a la formación de las fuerzas locales del G-5), así como las misiones civiles de EUCAP Sahel Malí, EUCAP Sahel Níger y ECI, de apoyo a las policías y administración de justicia de Níger y Malí. Alemania también descartó participar en Takuba pero su despliegue en Malí es importante, con su mayor despliegue exterior bajo el mandato de la MINUSMA, así como una aportación a EUTM Malí.

CONCLUSIONES

La determinación tomada por Francia puede ser que haya sido precipitada, en un momento en que los grupos yihadistas están intensificando sus actividades violentas así como la envergadura de sus acciones . Esta decisión, que parece ser unilateral, también será tomada y manipulada por parte de los yihadistas enfocándose como una victoria, logrando replantear el papel de Francia en África por el desgaste sufrido. Este hecho, incluso, puede ser planteado como una victoria que de paso a la “verdadera independencia” de Francia en la zona, acaparando y ganando los sentimientos anti franceses que parecen crecer en estos países. Ello puede “sobredimensionar” la capacidad de estos grupos, debilitar a los gobiernos locales en su voluntad de victoria, logrando presentarse los yihadistas ante la sociedad como la futura alternativa al gobierno y el bando vencedor en esta lucha de desgaste que se vive en el Sahel.

En una región tan frágil y volátil e incapaz de lograr la estabilidad de manera autónoma y a corto plazo, la asistencia y apoyo internacional serán clave para lograr este objetivo. Pero únicamente desde el ámbito militar este objetivo no se conseguirá. El factor militar es muy importante, pero la solución a los problemas de la zona deben ser integradora y estructural. Los gobiernos locales en vanguardia, con ayuda de la comunidad internacional, deben intentar garantizar el acceso a la educación, la sanidad, a los bienes más básicos y poder ofrecer la posibilidad de un futuro mejor en paz y estable a una sociedad desesperada. Solo esa determinación acabara con la influencia yihadista, alejando a los jóvenes de los postulados más radicales o de terminar emigrando hacia un futuro incierto.


*NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21. 


BIBLIOGRAFIA:

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-Diez Alcalde, Jesús. “Yihadismo Global, la amenaza más persistente”. Revista Internacional de Estudio de Terrorismo. Numero 2. 2021.

-Gómez de Ágreda, Ángel. “La compleja realidad de Malí”. Revista Española de Defensa. 2020.

-León de Cobo, Beatriz. “Refuerzo de la presencia militar en el Sahel”. Atalayar. 18/04/202.

-Martín Moraleda, Manuel. “El pueblo tuareg y su papel en el conflicto de Malí”. IEEE. 75/2013. 14/08/2013.

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