Todos pensamos en un país como una extensión de tierra, con su población, sus leyes e instituciones, incluso con sus fronteras marítimas o terrestres, sin embargo, la peculiar historia del Principado de Sealand, el cual se estableció en una antigua fortaleza británica para contrarrestar los ataques alemanes, no deja indiferente a nadie. Se administra totalmente por la familia Bates aunque ningún otro estado la reconoce como soberana, no obstante, esta familia considera que sí lo es por dos acontecimientos concretos. Además, existen un sinfín de micronaciones con una motivación propia, aquí os destacamos algunas de las más famosas.
A 12 kilómetros de la costa británica de Suffolk, en el Mar del Norte, se encuentra Sealand, para algunos el país más pequeño del mundo. Sealand es un caso único en el mundo, ya que no se encuentra ni en tierra firme ni es una isla, debido a que se trata de una de las Fortalezas Marinas Maunsell que los británicos construyeron durante la Segunda Guerra Mundial para protegerse de los ataques alemanes. La conocida como Roughs Tower se compone de una plataforma con dos torres, cuyo tamaño es de alrededor de 550 metros cuadrados, siendo así una de las micronaciones más conocidas por su peculiar historia.
Roughs Tower, la fortaleza donde se erigió Sealand (BBC)
Su historia
En 1956 las últimas personas que quedaban en la fortaleza fueron evacuadas, dejando así, la base totalmente abandonada. Más de una década después, en la víspera de Navidad de 1966, Paddy Roy Bates, un ex militar y locutor de radio pirata británico, ocupó la plataforma para poder continuar transmitiendo su estación de radio pirata “Radio Essex”, lanzada apenas dos años antes y, finalmente, el 2 de septiembre de 1967 declaró su independencia del Reino Unido. En 1975 se elaboró la constitución del Principado de Sealand, la cual está compuesta de un preámbulo donde se ratifica la independencia de Sealand y de siete artículos. En ellos se tratan varios temas como la monarquía constitucional como forma de gobierno, la sucesión hereditaria patrilineal de la corona, la prohibición de portar armas salvo para los designados y los poderes del soberano en cuanto a la política exterior y reforma constitucional.
Además, Sealand tiene bandera, himno e incluso moneda propia, aunque esta no es aceptada en ningún país, al igual que ocurre con los pasaportes que expide, inválidos para los viajes internacionales y que la Unión Europea los ha catalogado de “pasaportes de fantasía”. Su himno no tiene letra y se titula “E Mare Libertas” (‘Del mar, la libertad’), el cual es el lema del principado y que aparece en los sellos, pasaportes y algunas monedas de Sealand.
La moneda de Sealand, con el rostro de la Princesa Joan I (BBC)
Hasta tiene selección de fútbol propia y era miembro de la NF-Board, donde Sealand se medía en los terrenos de juego contra equipos amateurs comunales y provinciales que no tenían soberanía reconocida internacionalmente como Cerdeña, Chechenia, Chipre del Norte, Groenlandia, Kurdistán, Pueblo Arameo, Pueblo Gitano, Sáhara Occidental y Valonia, entre muchos otros. Se sustentan económicamente mediante la venta de merchandising a través de internet, ya que puedes comprar desde banderas hasta títulos nobiliarios como Lord, Barón o Conde, e incluso puedes adquirir territorio.
De esta forma, dejando a un lado su estatus legal, Sealand es completamente administrado por la familia Bates como si de cualquier estado reconocido se tratara. Roy Bates se autoproclamó «Príncipe Roy» y a su esposa «Princesa Joan», mientras que a su hijo como el «Príncipe regente » desde 1999, con lo que ocupa los cargos de Jefe de Estado y de Gobierno interino de Sealand. Tristemente, Roy Bates falleció el 9 de octubre de 2012 en una residencia de ancianos tras pasar los últimos años de su vida con Alzheimer.
Roy Bates y su esposa Joan (BBC)
¿Por qué Sealand cree que es soberano?
En primer lugar, la plataforma fue construida ilegalmente fuera de las aguas territoriales británicas pero por entonces todo el mundo estaba demasiado ocupado con la Segunda Guerra Mundial. El Reino Unido debió haberla destruido tras el fin de la guerra para cumplir con el derecho internacional pero nunca lo hicieron, a diferencia de otras fortalezas similares. Como la fortaleza fue vaciada y abandonada, Sealand se aferra a res derelictae y terra nullius. La primera se refiere a que las cosas abandonadas por su propietario puede ser ocupadas por otro, mientras que la segunda designa la tierra que no es propiedad de ninguna persona, por lo que, desde el punto de vista jurídico, la fortaleza es territorio extra nacional.
En el derecho internacional existen dos corrientes para confirmar la soberanía de un estado. Según la teoría constitutiva un país debe tener territorio, población, gobierno y leyes, lo cual haría soberano el estado de Sealand, mientras que para la teoría declarativa debe ser reconocido por otros estados, algo que es más complicado de demostrar aunque Sealand sí lo considera por dos sucesos.
Los pasaportes de Sealand fueron un quebradero de cabeza para su gobierno debido a su venta ilegal en países del este de Europa y a involucrarlos en crímenes, como el asesinato de Gianni Versace, por lo que en 1997 los Bates revocaron todos los pasaportes (Daily Express)
En 1968, un año después de la declaración de independencia, el hijo de Roy, Michael Bates, fue a juicio tras un incidente en el que disparó como advertencia a un buque de la Armada Británica en las proximidades de Sealand. Según algunos, el buque fue para desalojar a la familia Bates de la fortaleza mientras que otros aseguraban que solo estaban realizando tareas de reparación en una boya de navegación cercana a la plataforma. En el juicio, celebrado el 25 de noviembre de 1968, se declaró que la corte no tenía potestad, ya que el incidente ocurrió fuera de las aguas territoriales británicas. Por ello, la familia Bates considera que, de esta forma, el Reino Unido reconocía su soberanía de facto, es decir, por la fuerza de los hechos acontecidos.
El segundo caso ocurrió en 1978, con el monarca Bates fuera de la fortaleza, el Primer Ministro de Sealand, Alexander G. Achenbach, junto con otros ciudadanos alemanes y neerlandeses, asaltaron la plataforma pero Bates, con armas y un helicóptero de asalto, la recuperó. Retuvo a los invasores y los declaró prisioneros de guerra aunque a la mayoría los repatriaron pronto menos a Gernot Pütz, un abogado alemán que incluso tenía un pasaporte sealandés, por lo que fue acusado de traición contra Sealand y sería retenido hasta que pagara 75.000 marcos alemanes, algo más de 38.000 euros actualmente. El gobierno de Alemania solicitó al británico que lo liberaran pero este se remitió a la decisión de la corte de 1968, eludiendo cualquier responsabilidad al no pertenecer a su territorio. Entonces los alemanes mandaron a un embajador a la fortaleza para liberar a Pütz y, tras varias semanas de negociaciones, Bates cedió y lo liberó. De esta forma, Bates declaraba que la visita del embajador y las negociaciones se establecían como relaciones diplomáticas, haciendo un reconocimiento de facto de Alemania a Sealand, aunque Alemania no lo ha confirmado.
Otras micronaciones y sus motivos
Según George Dunford, coautor del libro Micronations: The Lonely Planet Guide to Home-Made Nations, existen dos principales razones para la creación de una micronación: la insatisfacción con su actual gobierno y el querer hacer las cosas de otra forma, como ocurre con el Principado de Hutt River, nacido en 1969 al norte de Perth (Australia) tras una disputa entre los ciudadanos y el gobierno por una ley de cuotas de producción de trigo. Sin embargo, hay una multitud de micronaciones con diferentes tamaños, formas y razones de ser. Existen micronaciones con motivaciones históricas como el Reino de Mercias, el cual intenta revivir la época de la Heptarquía anglosajona en lo conocido como Tierras Medias, siendo una región autónoma en una confederación inglesa. También existen micronaciones que nacieron como protestas de artistas como la República de Kugelmugel y Ladonia. Kugelmugel fue creado porque las autoridades austriacas no dejaban al artista Edwin Lipburger construir su casa de forma esférica, por lo que este creó su micronación. Ladonia nació en 1966 por Lars Vilks, al que el gobierno sueco intentaba destruir sus obras, por lo que creó su estado independiente en la Reserva Natural de Kullaberg, al sur de Suecia.
Lipburger creó Kugelmugel en el Prater de Viena, se declaró independiente en 1984, se negó a pagar impuestos y su dirección es Plaza del Antifascismo, 2 (TripAdvisor)
Un caso parecido al de Sealand es el de la República de la Isla de las Rosas, ya que también es una plataforma, aunque no militar, construida por un ingeniero italiano entre 1958 y 1967 en el mar Adriático. La Isla de las Rosas tenía su gobierno, moneda y sello postal propio, incluso una lengua oficial, el esperanto. Finalmente fue demolida en febrero de 1969 considerado un intento de urbanizar el mar. También existen micronaciones con motivo de protestas medioambientales como la República Glaciar, creada en el 2014 por Greenpeace Chile ante la falta de protección de los glaciares del país. Por su parte, el Reino Gay y Lésbico de las Islas del Mar del Coral fue una micronación creada tras la prohibición de los matrimonios homosexuales en Australia.
Obviamente también iban a nacer micronaciones con ideologías políticas o económicas propias, como los casos de Liberland, creada por el checo Jedlička por la disputa territorial entre Serbia y Croacia y la República de Minerva, ubicada en la actual Bahamas, ambas micronaciones con un deseo de establecer la ideología libertaria. Otra de las micronaciones más famosas es la Ciudad libre de Christiania, un barrio de Copenhague de unos 1000 habitantes que se declara independiente de Dinamarca. Se permite el consumo y venta de drogas blandas y no pagan impuestos, por lo que los precios en sus tiendas son mucho más baratos. Incluso existen micronaciones creadas en Internet, como los casos de Wirtland o El Dominio de Melquizedek, la cual facilitó el fraude bancario por todo el mundo durante los noventa.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21
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