EL SUEÑO DEL SAHARA, UNA RIVALIDAD EN EL MAGREB

por | Nov 20, 2023

El Magreb que en lengua árabe significa “lugar donde se pone el sol, el poniente”. Se corresponde geográficamente con el norte de África al este de Egipto y al norte del Sáhel, son nuestros vecinos de la frontera sur del Mediterráneo y sin embargo los grandes desconocidos y olvidados, con los que compartimos tantos intereses […]

El Magreb que en lengua árabe significa “lugar donde se pone el sol, el poniente”. Se corresponde geográficamente con el norte de África al este de Egipto y al norte del Sáhel, son nuestros vecinos de la frontera sur del Mediterráneo y sin embargo los grandes desconocidos y olvidados, con los que compartimos tantos intereses comunes. Argelia (superficie 2.381.741 Km2 y 46 millones de habitantes)  y Marruecos (superficie 446.550 Km2 sin incluir el Sahara Occidental y 38 millones de habitantes) son los dos países más representativos del Magreb por sus dimensiones demográficas, geográficas y su ambición geopolítica de liderazgo regional por controlar los cuantiosos recursos económicos del Sáhara. Estos enemigos íntimos con regímenes políticos antagónicos, llevan a cabo una lucha soterrada casi desde su nacimiento tras la descolonización, hasta la actualidad.


 

INTRODUCCIÓN

La rivalidad entre Argelia y Marruecos  en el Magreb tiene ya una larga historia de más de medio siglo con múltiples aristas que han dado lugar a la ruptura de relaciones diplomáticas desde 2021 dejando abierta la posibilidad de un conflicto entre ambos países; debido a la desconfianza y a una larga lista de agravios, donde a pesar de la estrecha vecindad, se impone el diferente alineamiento durante la Guerra Fría en la política de bloques que hizo que Marruecos se aliase con EE.UU. y Argelia con la URSS; dando lugar a regímenes políticos antagónicos: una monarquía alauí conservadora y tradicionalista apoyada en la religión, frente a una república populista apoyada en el ejercito convertido en un baluarte para los movimientos de liberación nacional de inspiración socialista. Todo ello provocaría diferentes situaciones de tensión como la Guerra de la Arenas (1963) y sobretodo el conflicto enquistado del Sahara Occidental desde 1975 hasta la actualidad.

Mapa de situación en el conflicto magrebí. Fuente: Wikimedia Comons.

Aunque actualmente se ha producido un giro geopolítico con el reconocimiento de la “marroquinidad” del Sahara por actores internacionales tan importantes como EE.UU. Francia, España o Israel que está normalizando las relaciones con Marruecos; que a su vez plantea la cuestión del “derecho a la autodeterminación de Cabilia”, como un autentico boomerang en respuesta al apoyo argelino al derecho del pueblo saharaui. A ello hay que añadir la emergencia de un movimiento bereber de protesta en el Rif al Norte de Marruecos, así como la rebelión tuareg y su reivindicación de independencia del Azawad al sur de Argelia. Creando un escenario convulso, al que hay que añadir el cierre del gaseoducto Magreb-Europa que pasa por Marruecos dirección la Península Ibérica. Todo ello nos evoca rivalidades geopolíticas semejantes que se dan en otras latitudes como el conflicto de las dos Coreas o el de India y Pakistán. 

 

LA DESCOLONIZACIÓN (1956-1962)

Los dos grandes países del Magreb se independizaron en la década de los cincuenta y sesenta: Marruecos de Francia y España en 1956, mientras Argelia lo hizo tras una larga Guerra de liberación del FLNcontra Francia (1954-1962) obteniendo un enorme territorio sahariano delimitado por las fronteras coloniales, en detrimento de Marruecos que aspiraba a una mayor territorialidad en el Sáhara, el “Gran Marruecos” que  incluía el oeste del Sáhara argelino rico en hidrocarburos, parte de Malí y la totalidad del Sáhara Occidental y Mauritania.

Mapa del Gran Marruecos. Fuente: Wikimedia Commons.

Finalmente se reconocieron las fronteras bilaterales en una convención firmada en Rabat en 1972, ratificada por Argelia y posteriormente también por Marruecos, con la esperanza de que Argelia le respaldase en su objetivo prioritario que era la adquisición del Sahara español; pero por el contrario Argelia terminó convirtiéndose en el paladín del Frente Polisario que proclamó en 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

 

LA GUERRA DE LAS ARENAS (1963)

Después de la muerte de Mohamed V, ascendió al trono su hijo el joven y ambicioso rey Hassan II que al igual que el partido nacionalista de la independencia Istiqlal necesitaban reivindicar la concepción del “Gran Marruecos”, poniendo su objetivo territorial en la frontera argelina. Esta Guerra de la Arenasdesencadenada en 1963, duraría solo seis meses, saldada con un empate militar, fue poco cruenta y se llego a la convención en toda África de que se respetarían las fronteras trazadas por los colonizadores. Pero esta guerra sin embargo tuvo una gran repercusión posterior, alimentando la desconfianza y el rencor entre ambos países.

Frontera entre Argelia y Marruecos en 1963. Fuente: Wikimedia Commons.

EL CONFLICTO DEL SAHARA OCCIDENTAL  (desde 1975)

Este conflicto es el verdadero nudo gordiano que define las envenenadas relaciones entre ambos países. España quería descolonizar la zona mediante referéndum, pero Marruecos con gran oportunismo y el apoyo de EE.UU. aprovechó el vacío de poder tras la muerte de Franco en 1975, lanzando la denominada “Marcha Verde” por el color del islam, con 350.000 civiles y 25.000 soldados tomando el control del territorio junto a Mauritania que posteriormente se retiró ante la guerra desencadenada por el Frente Polisario que operaban desde sus campamentos de refugiados de Tinduf en suelo argelino, contando con su apoyo militar y económico. Ante esta situación de asedio guerrillero Marruecos construyo un enorme muro en medio del desierto defendido por un campo de minas que le permitiría el control del 80% del territorio, de gran interés económico, incluido sus minas de fosfatos, los ricos caladeros de pesca, así como la plataforma continental donde las prospecciones indican que hay recursos petrolíferos.

Mapa de las riquezas del Sáhara. Fuente: Western Sahara Resource Watch.

El conflicto causó más de 15.000 muertos hasta el alto el fuego de 1991 apadrinado por la ONU con la interposición de cascos azules de la misión MINURSO y el Plan Baker que suponía el compromiso de llevar a cabo un referéndum de autodeterminación, que por discrepancias con el censo se ha postergado hasta la actualidad. Hoy se están imponiendo las tesis marroquíes de la autonomía territorial dentro de Marruecos, en detrimento de la posición independentista auspiciada por Argelia. Ante esta situación el Frente Polisario rompió el alto el fuego unilateralmente en 2020.

 

LA  ACTUAL COYUNTURA.

Marruecos cuenta con mejores alianzas diplomáticas, utilizando el “soft power” en el ámbito político, religioso, educativo y económico, reincorporándose desde 2017 en la Unión Africana (UA) donde se ha convertido en el segundo inversor africano del continente por detrás de Sudáfrica, además de ejercer activamente gran influencia sobre varios países en su lucha contra el terrorismo yihadista. También cuenta con el apoyo occidental facilitado por la presidencia Trump en “la cuestión saharaui”, a cambio de reconocer al Estado de Israel con quien ha estrechado relaciones sobretodo en el área de inteligencia y defensa (espionaje de Rabat a través del software israelí Pegasus) puesto de manifiesto en los acuerdos de Abraham, así  como el apoyo de las monarquías del Golfo.

Mientras, Argelia languidece con la nostalgia de tiempos mejores, donde ejercía el liderazgo diplomático en el Magreb; ya que entre 1991-1999 Argelia entró en una espiral de violencia interna, una autentica guerra civil de los militares contra los islamistas del FIS que habían ganado la primera vuelta de las elecciones legislativas de 1991; relegando el apoyo de la causa saharaui a un segundo plano. En la actualidad también tiene que salvaguardar su propia integridad territorial con “la cuestión tuareg” y su reivindicación de independencia del Azawad en el sur, así como el efecto búmeran lanzado por Marruecos en la ONU con el reconocimiento del “derecho de autodeterminación de la Cabila” en el norte. Le queda como arma de presión el pulso energético que mantiene con el cierre del gasoducto Magreb-Europa (10.000 millones de metros cúbicos anuales) que desde 1996 lleva gas argelino a España vía Marruecos, quedando solo abierto el gasoducto submarino Medgaz de menor capacidad (8.000 millones de  metros cúbicos anuales).

El presidente Sánchez y el rey Mohamed VI  estrechan relaciones en 2022. Fuente: Pool Moncloa.

Esta situación puede impulsar la apertura de un gaseoducto alternativo entre Nigeria-Marruecos frente al proyecto Transahariano (TSGP) de Argelia. Mostrando lo absurdo de la situación en una de las zonas más desintegradas del mundo, que bien pudiera beneficiarse de unas economías complementarias, y de una mayor coordinación en ámbitos como la lucha antiterrorista o la inmigración. Pero por contra ambos países se confrontan y rearman, siendo de los mayores importadores de armas en África, tensando aun más las relaciones dada su ambición expansionista y de influencia regional. En lo que afecta a nuestro país en esta relación a tres bandas, hay que destacar el “incidente Ghali” que terminó acercándonos más a Rabat en detrimento de Argel, temiéndose incluso el corte total del suministro de gas a España.

CONCLUSIÓN

Aunque un conflicto militar abierto entre Argelia y Marruecos no es muy probable, este podría ocurrir y sin duda el Sahara Occidental, que es el principal  factor político de bloqueo que imposibilita una mayor integración a través de la Unión del Magreb Árabe, sería por contra el campo de batalla donde ambos ejércitos se enfrentasen, justificando de esta manera el nacionalismo y autoritarismo de ambos regímenes, convertidos ya en enemigos declarados.

Así este sueño por poseer el Sahara, finalmente se puede convertir en una pesadilla bélica que solo sirva para tapar sus propias deficiencias internas.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

1 Comentario

  1. Moni

    Un sólido y acertado análisis de la situación sin ahondar en tópicos y dando una visión que te hace querer saber más.

    Responder

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