EL UTÓPICO SISTEMA POLÍTICO SUIZO

por | Sep 11, 2021

Suiza es uno de los países más democráticos y representativos del mundo. Además, su descentralización del poder ofrece muchas competencias a los cantones, otorgándoles gran peso en las decisiones. Todo esto, junto con la limitación anual de mandatos, fomenta el consenso, algo crucial para entender la cultura política suiza que, sin embargo, también tiene sus inconvenientes.
Siempre se ha hablado de Suiza como uno de los países más democráticos y representativos del mundo. Esto se debe a que, pese a la gran homogeneidad que existe en el país, utiliza elementos de democracia directa con los que satisfacer e involucrar a los ciudadanos en la vida política. Además, su descentralización del poder ofrece muchas competencias a los cantones, otorgándoles gran peso en las decisiones. Todo esto, junto con la limitación anual de mandatos, por la que el Presidente del Gobierno solamente puede ocupar el cargo un año, fomenta el consenso, algo crucial para la cohesión social y entender la cultura política suiza que, sin embargo, también tiene sus inconvenientes.

Desde que en 1848 Suiza adoptara su actual modelo político ha sido el ejemplo de democracia en Europa debido a sus tres principios fundamentales: descentralización, federalismo y democracia directa. Es uno de los países más heterogéneos de Europa, con cuatro idiomas oficiales (alemán, francés, italiano y romanche), dividido en 26 cantones, algo así como las Comunidades Autónomas en España pero con muchas más competencias, incluida una Constitución propia que regula sus leyes y cómo modificarlas y más de 2000 comunas, como los municipios españoles.

Los cantones deciden sobre sus impuestos y cómo gestionarlos, junto con competencias en educación, sanidad, infraestructuras, así como en seguridad y policía. De esta forma, el Estado central únicamente se encarga de las tareas que involucran a todo el territorio nacional como el ejército o la política exterior.

¿Cómo votan los suizos?

Al contrario que en la mayoría de democracias occidentales donde los ciudadanos votan cada cuatro o cinco años a sus gobernantes y estos hacen lo que quieren durante su legislatura, en Suiza se vota asiduamente sobre temas de interés nacional. Así, los suizos votan entre tres y cuatro veces al año, junto con las elecciones cuatrienales nacionales, cantonales y comunales. Las elecciones comunales suelen tener más participación que el resto, un caso extraño en el mundo, ya que en las elecciones regionales o municipales la participación suele ser menor que en las estatales. 

En las elecciones, votar es más complejo que en otros países, y el recuento de votos lo es aún más, ya que las listas no son cerradas sino abiertas. Esto quiere decir que cada ciudadano puede decidir a qué partidos y a qué parlamentarios otorga su voto, pudiéndolo combinar de tantas formas como desee. Así, puede haber listas en las que el voto recaiga sobre un solo partido y sobre miembros del mismo y otras en las que los votos se repartan entre miembros de distintos partidos. La cosa se complica más cuando existe la posibilidad de tachar a algún candidato, lo que trastoca todavía más el recuento y los votos que se lleva cada partido y los que se lleva cada candidato.

Recuento de votos en elecciones suizas (Swissinfo.ch)

Además, los ciudadanos pueden realizar iniciativas populares. Esta es la herramienta por la que un suizo puede enviar una enmienda constitucional al Parlamento si la firman más de 100.000 personas en un plazo de 18 meses. Esto es sorprendente si lo comparamos con el caso español, donde son necesarias más de 500.000 firmas y no se puede aplicar sobre determinadas materias. En Suiza, existe plena libertad en cuanto a la materia de la iniciativa y si sale adelante será llevada a votación popular. No se puede parar, ya que el Parlamento únicamente podrá enviar un contraproyecto y serán los ciudadanos quienes elegirán si una u otra opción.

Asimismo, existen los referéndums, mediante los cuales los ciudadanos pueden aprobar una norma o derogar una ley ya aprobada por el Parlamento. Para ello necesitan más de 50.000 firmas y se decidirá por mayoría simple si se acepta o no. Existen referéndums facultativos, para ver la opinión de la gente y los obligatorios, para cualquier modificación de la Constitución o acuerdo internacional. No obstante, para evitar que las grandes áreas de población tengan todo el poder en estas cuestiones, se estableció también el voto cantonal. El voto cantonal será la opción más votada en ese cantón y así, se puede dar el caso que algunos cantones con pocos habitantes echen atrás una iniciativa popular o referéndum

Así funciona el Consejo Federal 

Como los cantones tienen tantas competencias, el poder legislativo nacional está muy limitado. Prácticamente solo aprueba normas de ámbito nacional, si se diera el caso la reforma constitucional y los acuerdos internacionales. Al ser un sistema parlamentario bicameral, existen dos cámaras de representación: poblacional y territorial. La primera, el Consejo Nacional, está formado por 200 diputados y las circunscripciones son los propios cantones. La segunda, el Consejo de los Estados, tiene dos representantes por cada cantón completo y uno por cada medio cantón, sumando 46 representantes. 

Para algunos casos específicos se reúnen ambas cámaras, dando lugar a la Asamblea Federal Unida. Por ejemplo, para la elección del Presidente del Consejo Federal, es decir, del Presidente del Gobierno. Así, una de las pocas cosas en las que los ciudadanos nunca pueden decidir directamente es a su propio presidente, ya que es elegido por los diputados.

El Consejo Federal, es decir, el Gobierno, es muy heterogéneo debido a que lo forman los cuatro principales partidos políticos, que tienen unos escaños muy similares y con la condición de que cuatro vengan de la Suiza que habla alemán, dos de la que lo hace en francés y uno de la italiana. Esta pluralidad política produce, en ocasiones, ingobernabilidad pero también fomenta el consenso y multipartidismo, algo primordial para entender la política suiza.

Los 7 miembros del Consejo Federal, elegidos por el Parlamento, defenderán como suyas todas las decisiones que se tomen de forma consensuada (Swissinfo.ch)

De este consenso y multipartidismo nace el único directorio del mundo, con un Consejo Federal formado por siete miembros en el que todos tienen el mismo peso en el gobierno.  Es un organismo colegiado y el presidente solo preside las reuniones y representa al país en el extranjero.

Este consenso también se logra mediante la limitación anual de mandatos, por la que el Presidente del Gobierno solo podrá estar un año en el cargo. Al año siguiente, la Asamblea Federal Unida elige a otro Presidente entre uno de los siete miembros del Consejo Federal, normalmente de otro partido y sin poder repetir cargo aunque sí pueden ser reelegidos para el Consejo Federal cada 4 años sin problemas. 

Por último, cabe destacar que los políticos suizos son milicianos, es decir, la política no es su ocupación principal, sino que tienen otro trabajo y, por tanto, no reciben ningún sueldo, solamente reciben dietas.

¿Es realmente tan perfecto este sistema?

Bueno, como en todo, hay ventajas y desventajas. Una de las principales desventajas de este sistema es la imposibilidad de adherirse a la Unión Europea, ya que el derecho comunitario se antepondría sobre la voluntad nacional. Así, muchas decisiones se llevarían a cabo desde Bruselas sin contar con los ciudadanos suizos, quienes no podrían rechazarlas e incluso deberían adoptar medidas que ya fueron votadas por la UE anteriormente. Actualmente en la UE no existe ninguna forma en que los ciudadanos puedan vetar una ley del Parlamento Europeo. Este miedo a perder la soberanía es la gasolina que prende el sentimiento antieuropeo. 

Mediante las herramientas que posibilitan participar a los ciudadanos en la política con regularidad, creen que son realmente importantes para el funcionamiento del sistema y partícipes de ello. No obstante, esto se hace realidad por la cultura política que existe en Suiza y quizás en otro país resultaría agotador estar tan pendiente de la vida política y de participar en las distintas votaciones anuales para distintos temas. 

También cabe resaltar que no es tan fácil conseguir las firmas necesarias para una iniciativa popular o referéndum a título individual, por lo que la mayoría se llevan a cabo por grupos de interés o de presión. Esto otorga un mayor poder a la oposición y a estos grupos y debilita al gobierno, fomentando la discusión y el debate, lo que ralentiza el proceso de toma de decisiones. 

La eterna búsqueda de consenso entre todos estos actores puede llevar su tiempo, lo que también genera desinterés porque a la sociedad le resulta complicado estar siempre informados sobre todos los cambios por la gran cantidad de información. Esto también produce que realmente solo una parte de la sociedad participe activamente con regularidad, sumado a la gran cantidad de extranjeros que hay, excluidos de la política.

El 25% de la población suiza es extranjera y se estima que hay casi 400.000 musulmanes (5% de la población). En este 2021, se votó a favor de prohibir ocultar el rostro (Swissinfo.ch)

Esta lentitud en el consenso aumenta en temas polarizados de todo o nada y sí o no. Ejemplos de esto son los acuerdos internacionales o la aprobación del sufragio femenino, que llegó al país helvético en 1971, varias décadas después que las principales democracias occidentales.Como vemos, no es un sistema perfecto en su totalidad pero para un Estado tan heterogéneo y diverso como el suizo puede que sea el idóneo. Lento y complejo pero se ha demostrado que garantiza cohesión en la sociedad y legitimidad en las decisiones políticas. Esto junto a una gran independencia cantonal, lo que produce una satisfacción con el sistema y, por qué no decirlo, frena en gran parte cualquier movimiento independentista, ya que lo que aumenta es el deseo de unirse a la Confederación Suiza como los casos de la Saboya francesa y la región austríaca de Vorarlberg.


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21. 

1 Comentario

  1. EUGENIO

    Muy interesante y claro.

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