La guerra de Ucrania y las amenazas rusas del uso de armamento nuclear han provocado un profundo análisis interno de la defensa antiaérea alemana en octubre de 2022. Dicho análisis ha dado a luz a una iniciativa con el nombre de “Escudo Europeo del Cielo” que pretende ser la protección área de la nación germánica y sus aliados para las amenazas del futuro.
EL ESCUDO EUROPEO
Con la evolución humana, la forma de hacer la guerra ha cambiado, mejorado, y, en cierta manera, perfeccionado, permitiendo a los ejércitos matar más, más rápido, con menos recursos y a menor coste. En este gigantesco proceso de avance tecnológico en el ámbito militar nace el combate con misiles en la segunda mitad del siglo XX.
Es cierto, que debemos mencionar los misiles no surgieron de la nada. Se desarrollaron a partir de los cohetes, carga explosiva que se lanzaba y era capaz de volar con muy poca precisión hacia delante por pocos segundos. Por el contrario, los misiles tenían muchísima más autonomía de vuelo.
Los primeros fueron los misiles Vergeltungswaffe 1 y 2 o misiles V1 y V2 nacidos en la Alemania Nazi del ingenio de Wernher Von Braun. Construido con mano esclava y tras la victoria sobre los alemanes, los aliados se repartieron los misiles y la tecnología que había detrás. Empieza así una carrera entre las potencias vencedoras para el desarrollo de estas armas voladoras, y sus correspondientes sistema de defensa, con la consecuente preocupación sobre dichas amenazas aéreas.
Precedente OTAN
Es así como llegamos a hoy en día, que, tras gigantescos pasos de investigación en esta área, tenemos misiles verdaderamente sofisticados y de muy diversos tipos.
Como en cualquier arma e instrumento militar caben analizar dos facetas de uso: utilidades de ataque y de defensa. Dentro de los misiles su dimensión de ataque es obvia y clara. La parte de defensa consistiría en lo conocido como “escudo antimisiles”. Estos escudos tienen una lógica muy sencilla: cuando se advierte la aproximación de un misil balístico enemigo se dispara un misil propio que intercepta al primero consiguiendo que explote en el aire y no en el objetivo previsto.

Un misil tierra-aire disparado desde un lanzador de la OTAN a bordo del portaaviones USS John F. Kennedy. Fuente: Archivo Nacional de EE. UU. (Picryl)
Ahora bien, todo esto requiere de unos mecanismos muy complejos y precisos. Primero un radar, unos cañones con dichos misiles interceptores, un sistema de combate que permita interceptar al misil enemigo y un agente con autorización y capacidad para dispararlo.
Siguen existiendo mejoras posibles, ya que estos sistemas son ineficaces para los misiles hipersónicos, de los cuales Rusia dice tener un completo arsenal. Como expresa el General de Brigada del Ejército Español, Salvador Sánchez Tapia: “La protección absoluta no existe.”
Estos materiales y sistemas son de un alto costo y requieren de piezas y materiales muy específicos. Solo 31 países cuentan con esta tecnología y solo dos países con un escudo antimisiles de alta tecnología: EE. UU. y Rusia. China e Israel también tienen escudos antimisiles de inferior calidad. Destaca EE.UU., que además de mayores inversiones cuenta con un escudo y 4 sistemas de defensa antimisil complementarios: Thaad, PAC-3, GMD y el SBIRS-HIGH.
En 2010 la Cumbre de Lisboa, en el marco de la OTAN, aprobó también un escudo para Europa, con el nombre de NATINADS. El escudo se activó en 2016, pero no entró en completo funcionamiento hasta 2022. Se compone de un cuartel del mando aéreo localizado en Ramstein, Alemania y utiliza un sistema de combate Aegis y misiles SM-3. Cuenta con un radar SPY 1-D que se colocó en Turquía y cuatro destructores del Escuadrón CDS-60, que pronto serán incrementados a seis, de categoría Arleight Burke ubicados en Rota, España. También con sede en Rota, les apoya el Escuadrón de Ataque Marítimo de Helicópteros (HSM) 79 y cinco fragatas españolas F-100. En Polonia y Rumanía también se desplegaron bases y operativos.
European Skyshield Iniciative
Además de la medida antiaérea de la OTAN, Alemania ha decidido reestructurar su política militar de defensa aérea construyendo su propio escudo antimisiles, tras el conflicto ruso-ucraniano que ha puesto en jaque al Viejo Continente. Esta decisión es expresada tras las amenazas rusas de usar armamento nuclear y misiles intercontinentales. Dichas amenazas se han visto reforzadas con el anunció en febrero de 2023 del despliegue de misiles de crucero hipersónicos ZIRCON e intercontinentales RS-28 Sarmat o SATAN II.
Dicho proyecto de 2022, bajo el nombre de “Iniciativa del Escudo Europeo del Cielo”, se ve respaldada por un aumento del presupuesto de 100.000 millones de euros y se espera su completa operatividad para 2025 o 2026. Este escudo deberá coordinarse con el puesto en marcha por la OTAN, organización que ha mostrado su entusiasmo ante la iniciativa, buscando una mayor autonomía estratégica europea.
Según Olaf Scholz, primer ministro alemán, en su discurso en Praga en agosto de 2023 “Tenemos mucho que hacer para ponernos al día en Europa en lo que respecta a la defensa contra las amenazas aéreas y espaciales. Es por eso que en Alemania invertiremos de manera muy significativa en nuestra defensa aérea en los próximos años, mediante capacidades desplegables en el marco de la OTAN. Al mismo tiempo, Alemania, desde el principio, va a diseñar esa futura defensa aérea de tal manera que nuestros vecinos europeos puedan participar si lo desean, por ejemplo, los polacos, bálticos, holandeses, checos, eslovacos o nuestros socios escandinavos. Un sistema de defensa aérea desarrollado conjuntamente en Europa no solo sería más eficiente y rentable que si cada uno de nosotros construyera sus propios sistemas costosos y altamente complejos; también sería una ganancia de seguridad para Europa en su conjunto, y un excelente ejemplo de lo que queremos decir cuando hablamos de fortalecer el pilar europeo dentro de la OTAN”.
En consonancia, se ha abierto la posibilidad de que se unan otros estados europeos y tras largas negociaciones, este escudo será financiado, diseñado y apoyado por y para otros catorce países aliados: Bélgica, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Finlandia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, República Checa y Rumanía. Algunos países no han recibido una invitación expresa desde Berlín, como España, Francia o Italia.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha comentado a los medios que: “Como ya dijimos en la cumbre bilateral de la semana pasada, esta es una decisión de Alemania que están debatiendo de forma unilateral. España está colaborando en varios proyectos con Alemania, pero en este en concreto entendemos que la participación en el escudo antimisiles OTAN es la procedente sin perjuicio de que más adelante, si hubiera una petición expresa de Alemania, que no se nos ha realizado, la atenderíamos en su caso.”
Aspectos técnicos
Este escudo otorgaría a Europa de tres capas de protección según la distancia: corto (300 – 1000 km), medio (1000 – 5.500 km) y largo alcance (5.500 km – 10.000 km), que se adaptan a los tres tipos principales de misiles existentes en el mercado armamentístico.
Infodefensa detalla las posibles medidas que este nuevo diseño podría contener. A corto alcance cada Estado tiene ya su propio sistema que sería complementado para el corto y medio alcance por los MIM-104 Patriot y los sistemas antimisiles alemanes de última generación IRIS-T. El encargado de la protección de larga distancia sería el misil de puntero láser israelí Arrow-3.
Estos misiles son diseñados y construidos por Israeli Aereospace Industries (IAI) con una finalidad de mera intercepción. Conforman un sistema conocido como Arrow Weapon System (AWS), que según la página web es el “primer sistema mundial de defensa nacional y operacional ATBM (Anti Tactical Ballistic Missiles).” Permiten una defensa exoatmosférica de largo alcance. Si el ejecutivo alemán se decantará por la operación israelí, este incluiría un radar de largo alcance ELM-2080S Super Greene Pine y una estación de mando y control propia.
Otra cuestión sin resolver es si esta defensa antiaérea se basará en el Centro de Operaciones de Misiles tierra aire móvil de Airbus (SAMOC), ya operativo en diversas partes de los territorios aliados.
La tensión con Francia y otros obstáculos
Todo este proyecto ha generado tensiones dentro de la Unión Europea. Francia ha reaccionado en contra de la iniciativa, que es, en su ejecución técnica, contraria a su política militar tradicional.
La postura francesa busca la autonomía estratégica comprando y funcionando con tecnología continental, lo cual no solo les daría verdadera independencia de recursos, sino que sería una actuación acorde al proyecto europeo FCAS, que busca la promoción de la industria militar europea. También en contra de la doctrina alemana, prefiere confiar en la tecnología nuclear gala.
Como se ha mencionado anteriormente, dicho sistema deberá ser interoperable con el escudo de la OTAN y con los propios sistemas de defensa nacionales de los estados cooperadores en la iniciativa, como los lanzadores noruegos tierra-aire NASAMS, lo cual no es tarea sencilla.
Por último, el documento de estrategia de seguridad nacional alemán no pone muy de manifiesto las medidas presupuestarias que acompañan a esta iniciativa, lo cual ha provocado cierto descontento entre los expertos.
CONCLUSIONES
Está claro que Europa debe prepararse para una posible actuación militar en todos los ámbitos y una revisión y mejora del sistema antiaéreo es más que necesaria en estos momentos de incertidumbre con Rusia y otras amenazas ocultas en el horizonte. Pese a que nunca será cien por cien efectiva, un aumento en la protección continental permitirá responder lo más rápido y efectivamente posible a un ataque antagonista incrementando las posibilidades de una defensa exitosa.
Ahora bien, Alemania no debe olvidarse de sus socios europeos y debe buscar que las medidas ya adoptadas en el marco de la OTAN, las medidas nacionales y esta nueva iniciativa sean verdadera y completamente compatibles para una mejor y coordinada defensa con sus aliados.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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