Desde que el régimen chino invadió el Tíbet en 1950, son miles y miles los tibetanos que han huido de su país para hallar refugio en otro. El principal receptor durante todo este tiempo ha sido la India, con cerca de 200.000 refugiados. Su rivalidad con Pekín, tanto por los kilómetros de frontera que comparten como por el ejercicio de su influencia en el continente y el resto del mundo, es la mayor garantía de protección para los exiliados del Tíbet que viven allí. Sin embargo, esta estabilidad que los tibetanos reciben de Nueva Delhi no se repite en Nepal, el segundo país del mundo con más refugiados.
La inestabilidad política que ha vivido el país en las últimas décadas ha hecho imposible tener un censo exacto de la población tibetana que reside dentro de sus fronteras, la cual actualmente podría oscilar entre las 20.000 y las 40.000 personas, según informes de la admin
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