La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué...
La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué...
La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué punto la comunidad internacional puede volver a dividirse en bloques, y polarizar la opinión pública mundial de una forma muy parecida a la que lo hacen las elecciones y los asuntos polémicos en un país. Lo vemos en EEUU y Europa, donde existe la percepción de que su propia posición contra Rusia es unánime en casi todo el planeta, del mismo modo que en unas elecciones altamente polarizadas, los electores creen formar parte siempre de la opinión mayoritaria. Sin embargo, el resto de países del mundo, y en específico en Asia, hace ya años que tienen una agenda distinta a la de los occidentales, y la Guerra de Ucrania no es una excepción. Esta agenda propia se ve claramente en aquellos países que, pese a pronunciarse en contra de la invasión, no se han atrevido a seguir a Occidente en la emisión de sanciones o el envío de equipamiento militar a Ucrania, por temor a que esto les pueda afect
La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué punto la comunidad internacional puede volver a dividirse en bloques, y polarizar la opinión pública mundial de una forma muy parecida a la que lo hacen las elecciones y los asuntos polémicos en un país. Hace ya años que los países asiáticos tienen una agenda distinta a la de los occidentales, y la Guerra de Ucrania no es una excepción. A diferencia de Europa, en Asia existen varios países que apoyan abiertamente la invasión de Ucrania, y otros que, a pesar de no hacerlo, siguen siendo sólidos aliados comerciales y militares de Moscú.
La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué punto la comunidad internacional puede volver a dividirse en bloques, y polarizar la opinión pública mundial de una forma muy parecida a la que lo hacen las elecciones y los asuntos polémicos en un país. Lo vemos en EEUU y Europa, donde existe la percepción de que su propia posición contra R
La Guerra de Ucrania ha demostrado hasta qué punto la comunidad internacional puede volver a dividirse en bloques, y polarizar la opinión pública mundial de una forma muy parecida a la que lo hacen las elecciones y los asuntos polémicos en un país. Hace ya años que los países asiáticos tienen una agenda distinta a la de los occidentales, y la Guerra de Ucrania no es una excepción. A diferencia de Europa, en Asia existen varios países que apoyan abiertamente la invasión de Ucrania, y otros que, a pesar de no hacerlo, siguen siendo sólidos aliados comerciales y militares de Moscú.
Como segunda potencia mundial, China ejemplifica a la perfección esa voluntad de diferenciarse de la agenda occidental y marcar un camino propio, no solo para sí, sino para todo el planet
Desde que el régimen chino invadió el Tíbet en 1950, son miles y miles los tibetanos que han huido de su país para hallar refugio en otro. El principal receptor durante todo este tiempo ha sido la India, con cerca de 200.000 refugiados. Su rivalidad con Pekín, tanto por los kilómetros de frontera que comparten como por el ejercicio de su influencia en el continente y el resto del mundo, es la mayor garantía de protección para los exiliados del Tíbet que viven allí. Sin embargo, esta estabilidad que los tibetanos reciben de Nueva Delhi no se repite en Nepal, el segundo país del mundo con más refugiados.
La inestabilidad política que ha vivido el país en las últimas décadas ha hecho imposible tener un censo exacto de la población tibetana que reside dentro de sus fronteras, la cual actualmente podría oscilar entre las 20.000 y las 40.000 personas, según informes de la admin