GRECIA Y TURQUÍA: PUGNA POR EL CONTROL DEL MEDITERRÁNEO ORIENTAL

por | Mar 27, 2022

A pesar de su clara vecindad geográfica tanto terrestre como marítima, la República Helena y la Turca han vivido momentos de alta tensión reciente desde la ocupación griega de Anatolia a inicios del siglo XX. Hoy en día, las disputas continúan pero centradas en los recursos naturales del Mar Mediterráneo. El fin del Imperio Otomano: […]
A pesar de su clara vecindad geográfica tanto terrestre como marítima, la República Helena y la Turca han vivido momentos de alta tensión reciente desde la ocupación griega de Anatolia a inicios del siglo XX. Hoy en día, las disputas continúan pero centradas en los recursos naturales del Mar Mediterráneo.

El fin del Imperio Otomano: recrudecimiento de las tensiones

 

Si bien las discrepancias son palpables desde la creación del Estado griego moderno (1832), sería desde 1919 – año de desintegración del Imperio Otomano y la reorganización de la población ocupada bajo uno u otro territorio, así como la invasión griega de Anatolia – cuando las tensiones se intensificaron, no siendo hasta la celebración del Tratado de Lausana y el nacimiento de la República Turca en 1923 los acontecimientos que rebajaría la rigidez de las relaciones bilaterales.

Así, los mandatarios griego (Eleftherios Venizelos) y turco (M. Kemal Atatürk) llevaron a cabo en los sucesivos años acuerdos de amistad, neutralidad, no agresión y arbitraje con el objetivo de mantener cierto orden de estabilidad en la región balcánica, aunque las aspiraciones panhelénicas – bajo el movimiento grecochipriota Enosis – volvieron a sumir las relaciones greco-turcas en una incertidumbre, pues el Estado túrquico observaría estos intentos de unificar Grecia y Chipre como un ataque a la población étnicamente turca de la isla mediterránea, dando como resultado la invasión de la ínsula por parte de Ankara en 1974 so pretexto de defender a su minoría, lo que provocó la división del país isleño hasta la actualidad y convirtiéndose esta en un objetivo más de disputa entre las repúblicas Helena y Turca.

 

La encrucijada geopolítica del Mar Egeo

Considerándose este mar parte fundamental de la geografía griega y turca, el Egeo posee un confuso y ‘enmarañado’ conjunto de islas regulado de forma específica en diversos tratados internacionales, tanto a nivel marítimo como del espacio aéreo. De nuevo, es necesario remontarse hasta 1923 cuando se rubrica el Tratado de Lausana – y posteriormente el de París de 1947 -, pues en ellos se reconoce la plena soberanía sobre la casi totalidad de las islas egeas, un elemento que ha intentado modificar Turquía de forma unilateral desde 1973.

Islas del Mar Egeo: en sepia, Grecia continental y sus islotes. En blanco, Turquía continental e islas (TRT World)

Consecuencia de ello fue el caso Grecia vs. Turquía (1976) en relación a la delimitación de la plataforma continental y los derechos que emanan de esta, cuyo fallo en 1978 fue que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, bajo la presidencia de Jiménez de Aréchaga, se consideraba sin competencia para resolver dicho escenario, dejando de nuevo el conflicto sin resolución.

Sin duda, lo que se observa es la tensión ejercida entre dos Estados mediterráneos como consecuencia del control de las aguas, la plataforma continental y los recursos petrolíferos existentes en la zona, un elemento que continúa enfrentando a turcos y helenos en la actualidad.

Es necesario remontarse al año 1987 para comprender con mayor exactitud las problemáticas actuales. En este momento, la República Helena dio inicio a la perforación petrolífera bajo aguas en disputa, a lo que Turquía reaccionó enviando al buque de investigación SISMIK I, desencadenando un enfrentamiento que dejó al borde del conflicto a estos dos Estados, pues ante las órdenes del ex-primer ministro Andreas Panandreu de hundir el barco, el gobierno turco anunció que en caso de ataque griego existiría una respuesta por parte de Ankara

Si bien no llegó a un conflicto armado, este suceso repercutió para que entre los años 1995-1997, varios agentes secretos turcos provocaron una serie de incendios en territorio griego y abordajes al islote Imia-Kardak que aún hoy en día continúa en disputa, siendo respondido con incendios a bosques turcos por ciudadanos griegos. Estas décadas de disputas se tornaron más benevolentes como consecuencia de dos terremotos sufridos en 1999 tanto en el golfo turco de Izmit (7.6 en la escala de Richter) y Atenas (5.9 grados), donde ambos gobiernos movilizaron efectivos para ayudar al país vecino.

Mapa que muestra la frontera marítima entre Grecia y Turquía, así como los islotes en disputa de Imia (izq.) y Kardak (dcha.) dentro del círculo bermellón (Elaboración propia)

De esta forma, ¿cómo repercute casi un siglo de disputas y tensiones en las relaciones actuales?

 

Chipre, gas y control: los nuevos roces entre Ankara y Atenas

Hacerse con el control de los recursos naturales que se encuentran bajo la superficie marina ha sido una de las razones por la cual la CONVEMAR (Convención de las NN.UU. sobre el Derecho del Mar de 1982 pero en vigor desde el año 1992) ha necesitado legislar sobre la plataforma continental, es decir, el “lecho y subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá del mar territorial” y prolongación natural del territorio hasta el borde exterior del margen continental, o hasta las 200 millas marinas contadas desde las líneas de base”.

De esta forma, la aparición de yacimientos gasísticos en aguas chipriotas ha provocado en las últimas décadas que las relaciones Ankara-Atenas y por ende, las de la República de Chipre y la República Turca del Norte de Chipre, se tornasen más tensas, sobre todo a raíz del descubrimiento del ‘yacimiento Afrodita’ en el año 2011 o el yacimiento Calypsoen el 2018.

Así, en 2019, el gobierno turco decidió enviar embarcaciones perforadoras hacia la costa del norte de la isla chipriota, siendo condenadas estas actividades por parte del gobierno de Nikos Anastasiadis y del por aquel entonces primer ministro griego Alexis Tsipras puesto que se trata de una zona en disputa entre la isla mediterránea y Turquía. Dichas acciones provocaron sanciones comunitarias hacia Anatolia con la reducción de las ayudas destinadas a este Estado y bloqueando las conversaciones de altas esferas entre Ankara y Bruselas.

A pesar de dichas sanciones, el ejecutivo turco se negó a retirar sus buques perforadores ‘Fatih’ y ‘Yavuz’ de aguas en disputa puesto que considera que estos hallazgos deben ser disfrutados también por los habitantes de la República Turca del Norte de Chipre ya que se encuentran en la Zona Económica Exclusiva de la isla de Chipre en su conjunto. No obstante y a pesar de las disputas, ¿a quién pertenecen estos yacimientos?. Con una capacidad aproximada de 141,6 millones de metros cúbicos, estas bolsas de gas son administradas por las empresas norteamericana Noble Energy (35%), la israelí Delek Drilling (30%) y la anglo-neerlandesa Shell (35%), mientras que el nuevo yacimiento ‘Glaucus’ (2019) está gestionado por la estadounidense ExxonMobil.

Dejando de lado las disputas, ya que se ha vivido en los últimos años una disminución en las tensiones Ankara-Atenas-Nicosia ante el retorno a puerto en 2020 del barco perforador turco Oruç Reis, el cual llevaba a cabo sus actividades en las proximidades de aguas griegas y chipriotas, ¿cuál es el interés de la UE en resolver las disputas y, sobre todo, en hacerse con el gas chipriota que provoca tensiones en el Mediterráneo oriental?

Cartografía de las zonas marítimas chipriotas en la que se observa el dificultoso entramado de las ZEE (tanto de la RTNC como de la República de Chipre) y los yacimientos gasísticos Calypso y Glaucus (izq.) y Afrodita (dcha.) (BBC)

 

Sin duda alguna, uno de los primeros puntos que intenta solventar la Unión Europea es el problema directo que existe entre dos miembros de la OTAN como Turquía y Grecia en torno a las disputas marítimas que se suma a la ya histórica riña por la división de la isla de Chipre. Además, al ser la República Helena y la República de Chipre (sur) miembros de pleno derecho del grupo de los 27, harían que las conversaciones con Ankara – el candidato oficial a la adhesión más antiguo de la organización internacional – se estancaran de forma casi definitiva y se tornasen todavía más distantes de lo que ya están desde la cuestión migratoria siria.

Otro de los intereses de la Unión radicaría en la necesidad de hacerse, de forma indirecta a través de las empresas gasísticas gestoras, con el suministro que aportan los yacimientos chipriotas pues, como miembro pleno del grupo comunitario, permitiría la construcción hipotética de un ducto gasístico que importe este recurso natural hacia el resto de países miembros, reduciendo la dependencia energética de la Federación Rusa.

 

Conclusiones

A modo de colofón, las riñas entre Ankara y Atenas son claramente históricas, remontándose a más de un siglo y cuyo principal punto de desencuentro es la soberanía sobre las aguas del Mediterráneo oriental, una zona rica en recursos naturales que les permitiría incrementar, de forma individual, su riqueza como Estado.

Además, desde los años 70 las tensiones aumentaron como consecuencia de la división de la isla de Chipre (entre dos repúblicas casi puramente étnicas) y por la protección y control de sus aguas y yacimientos gasísticos, capaces de suministrar energía a Turquía por completo o a una inmensa parte de los miembros de la Unión Europea, por lo que nuevos actores se han sumado en los últimos daños a la diplomacia tirante de Turquía y Grecia.

Si bien desde el 2020, año del retorno a puerto de uno de los buques perforadores turcos que llevaba a cabo actividades en aguas intermedias entre Grecia y Chipre, las relaciones se han tornado algo más benévolas, lo cierto es que no es descartable que se desencadenaran choques potencialmente militares en la región, aunque sin duda la existencia actual de tribunales internacionalesTribunal Internacional del Derecho del Mar – y cortes arbitrales permitirían resolver las disputas de una forma pacífica, dejando las escaladas bélicas a un margen. 


NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21

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