LA AGENDA ESTRATÉGICA DE ESTADOS UNIDOS EN ÁFRICA

por | Abr 5, 2020

Estados Unidos está planteando un nuevo enfoque estratégico en el continente africano con la retirada del ya limitado contingente que posee allí. Pero la acción sobre el terreno es fundamental ya que son muchas las amenazas que hay a la seguridad y estabilidad, no sólo local y regional, sino también internacional.

La presencia militar estadounidense en África sigue estando en cuestión. El AFRICOM, el mando estratégico que desde la ciudad alemana de Stuttgart engloba toda la presencia militar estadounidense en el continente africano, con la excepción de Egipto, está siendo sometido a debate.

Tras la salida de la lucha antiterrorista de la primera línea de prioridades que marca la nueva Estrategia de Defensa Nacional, se ha planteado en varias ocasiones la reducción de los esfuerzos militares en África, para concentrarlos en la nueva lucha geopolítica y de influencia contra China y Rusia, que Estados Unidos prevé que irá a más en el corto plazo y en la que se centra esta nueva EDN del pasado enero. Esta reorientación estratégica, iría en detrimento del AFRICOM y del SOUTHCOM – que comprende gran parte de Latinoamérica – principalmente, y se centraría en otros tres, el EUCOM, CENTCOM e INDOPACOM – que abarcarían el continente europeo, la región de Oriente Medio y la región de Asia Pacífico respectivamente –.

Las posiciones de Mark Esper, el secretario de Defensa, y de Mark Milley, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses, parecen decididamente favorables a una reducción de los esfuerzos empleados en África. No obstante, hay discrepancias. El propio general Townsend, militar al frente del AFRICOM, en su intervención ante la Comisión de Defensa del Senado de finales de enero, incidió en el vínculo que existe entre el despliegue estadounidense en África y el cumplimiento de las nuevas prioridades de la EDN.

 La presencia china y rusa, a través de la inversión, el intercambio comercial y, sobre todo, la aportación de material militar principalmente de Rusia, es una realidad creciente en el continente. El peso y la influencia que ambas potencias están adquiriendo, deberían por tanto alertar a Estados Unidos de lo que podría suponer una retirada total del continente. La labor que hace Estados Unidos en regiones como el cuerno de África, y especialmente en Somalia, o el apoyo que realiza en la zona del Sahel en complemento de la operación Barkhane francesa y las iniciativas regionales, son claves para el sostenimiento de sistemas políticos azotados por la inestabilidad que provoca la violencia terrorista. Alguien debe reforzar el ámbito de la seguridad de esos países, y si no es Estados Unidos, será posiblemente Rusia, algo que ya hace en otras áreas de con importantes niveles de violencia como República Centroafricana o Mozambique. Es decir, que atendiendo a una lucha geopolítica con Rusia y China, posiblemente el escenario que esté más en disputa sea precisamente África y no otras regiones comprendidas por el resto de mandos estratégicos.

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Principal exportador comercial extracontinental. Fuente: El Orden Mundial

Es importante recordar también el tamaño del despliegue en cuanto a personal y presupuesto del AFRICOM, en términos comparativos, para entender, como dice el general Townsend, que con una parte muy pequeña del total, Estados Unidos realiza una labor clave en África.

El AFRICOM representa el 0,3% de los recursos del departamento de Defensa de Estados Unidos. Con apenas 6.000 efectivos, entre los que no todos son militares, sino que también se incluyen contratistas y personal civil asociado al ámbito de la defensa, Estados Unidos pugna por mantener un papel relevante en África, principalmente en África Occidental y África del Este.

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Presencia militar estadounidense en África en relación con las zonas donde se concentra la mayor inestabilidad producida por grupos islamistas. FT Graphic

Los otros tres mandos estratégicos que posiblemente se verían reforzados, suponen un despliegue de alrededor de 200.000 efectivos, lo que evidencia una absoluta desproporción en los medios, y pone de relevancia el poco sentido que tiene reducir, aún más, el AFRICOM. La defensa que hizo Townsend ante la comisión del Senado, tiene sentido siendo quién se encarga de este mando estratégico, sin embargo, ha recibido recientemente el apoyo también del propio presidente de esta comisión, el republicano Jim Inhofe. Inhofe, que fue uno de los firmes defensores de la creación del AFRICOM hace apenas una década, no sólo rechaza la reducción de los medios destinados al continente africano, sino que defiende un aumento de los mismos.

El presidente de la Comisión de Defensa entiende que tres de las prioridades de la nueva EDN se dan en África, y que por tanto hablar en la actualidad de una reducción de la presencia estadounidense allí afecta a la consecución de los objetivos que plantea la propia estrategia.

Más allá de declaraciones en el ámbito de la política, Estados Unidos ha tomado dos medidas de relevancia respecto a su papel en África en las últimas semanas. A mediados de febrero, Estados Unidos anunciaba el despliegue de la Brigada de Asistencia de la 1st Security Force Assistant Brigade en África, con el objetivo de llevar a cabo actividades de seguridad cooperativa y capacitación que ya desarrollan otros países occidentales en el continente. Este envío de la 1ª SFAB (por sus siglas en inglés), sustituirá a los elementos de la 101ª División Aerotransportada que fueron desplegados en Kenia como parte de la Fuerza de Respuesta para África del Este (EARF), tras el ataque sufrido en Camp Simba a principios de enero en el que murieron tres estadounidenses. Ante este despliegue, Jim Inhofe vuelve a advertir de que este envío es necesario como complemento a las labores que ya se desarrollan allí – inteligencia y operaciones especiales principalmente – no como reemplazo de las mismas, algo que limitaría mucho las capacidades del AFRICOM y sus aportaciones por ejemplo a Barkhane y al G5 Sahel.

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Soldado de Burkina Faso en operación colaborativa con tropas del AFRICOM estadounidense para la capacitación en la lucha contra el terrorismo en la zona. (U.S. Army photo by Spc. Miguel Peña)

La otra decisión, ha sido la de nombrar a Peter Pham como nuevo enviado especial para el Sahel hace un par de semanas. Con este nombramiento, Estados Unidos busca reforzar la diplomacia estadounidense en la región y fortalecer la coordinación con el resto de actores: los países del propio Sahel, Francia, la Unión Europea, el ECOWAS y la Unión Africana. David Hale, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, en una intervención sobre la fragilidad en el Sahel dentro de una subcomisión de la Comisión de Asignaciones del Senado, trató las peticiones que se le hacían a Peter Pham: coordinar las diferentes estrategias con el resto de actores, aumentar el papel del ECOWAS y en conjunción con el G5 Sahel y el resto de países, promover la implementación de los Acuerdos de Argel en Mali, mejorar la efectividad de la MINUSMA y el desarrollo de iniciativas que fortalezcan el papel de los estados sobre el conjunto de los territorios nacionales.

Con estas dos decisiones, Estados Unidos pretende reducir su actividad estrictamente militar para ir dotando de protagonismo a los actores regionales e internacionales presentes, a los que apoyará diplomáticamente y en cuestiones relativas a la capacitación y la formación de sus propios medios militares y policiales.

La problemática que se deriva de esta decisión, es que el papel estadounidense se reduce ahora al que ya realizaban otros países, muchos europeos, sin que haya por ahora nadie dispuesto a suplir los medios y capacidades que aporta a día de hoy Estados Unidos. Hace falta incidir además, en que los esfuerzos que ya se están llevando a cabo en el ámbito de la seguridad cooperativa, se están mostrando insuficientes a la hora de hacer frente al incremento de la violencia terrorista que está teniendo lugar en muchos puntos del continente africano, y que, por tanto, sin el mantenimiento de un papel militar activo en paralelo a la capacitación y las iniciativas políticas y de desarrollo de los propios estados, no se obtendrá un resultado plenamente positivo de las perspectivas que se ciernen sobre el continente.

Autor: Diego Urteaga


*NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del autor o autores, sin que representen las ideas de Geopolítica XXI.

 

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