Tras la invasión de Rusia a Ucrania, Azerbaiyán y Turquía, colaborando con los países de Asia Central, tienen la oportunidad de posicionarse como socios estratégicos de la Unión Europea -UE- en materia energética. Combinando medidas a corto, medio y largo plazo, la UE puede dejar de depender de las importaciones de Rusia de gas natural y petróleo.
INTRODUCCIÓN
El Nuevo Gran Juego en Asia Central y la creciente importancia geopolítica del Cáucaso Sur presentan oportunidades y retos para la UE. El objetivo es doble: lograr una mayor diversificación energética y una mayor presencia en el paradigma internacional. Aunque los esfuerzos por parte de Turquía de adherirse a la UE están paralizados, este país no ha dejado de ser visto como un actor principal como mediador entre Oriente y Occidente, tanto por su situación geográfica como por su creciente implicación en las rutas de hidrocarburos desde Asia Central y el Cáucaso hasta Europa. Además, la UE ha aumentado sus inversiones en infraestructura -oleoductos y gasoductos-. Asimismo, es notable la participación de empresas europeas en el mantenimiento y control de las rutas de tránsito de gas natural y de petróleo. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha puesto de manifiesto la necesidad de dejar en cero las importaciones de Moscú hacia la UE.
La gráfica muestra el porcentaje de participación de empresas del sector energético en el oleoducto de Bakú-Tiflis-Ceyhan, liderado por la empresa británica BP y con participación mayoritariamente europea (Fuente: Elaboración propia).
BAJO LA SOMBRA DE LA DEPENDENCIA
Los esfuerzos de la UE para diversificar sus importaciones se han centrado, en gran medida, en la interposición de sanciones. La prohibición de importar carbón desde Rusia que se hizo efectiva el pasado mes de agosto o la prohibición de importación de petróleo a través de rutas marítimas, desde el 5 de diciembre, son ejemplos de ello. No obstante, las importaciones desde Rusia de gas natural y petróleo, principalmente a través de Turkstream y Ukraine Transit, siguen suponiendo un 22,9% y un 21% del total, respectivamente, representando el 50% de las exportaciones energéticas rusas.
Importaciones de gas natural ruso a la UE en miles de millones según las principales rutas energéticas. En la semana 47 de 2022, 314.000 millones a través de Ukraine Transit y 290.000 millones a través de Turkstream, sin haberse registrado importaciones a través de Nord Stream ni Yamal por Polonia (Fuente: Bruegel; ENTSO-E)
Si bien la UE ha establecido un plazo de ocho años -hasta 2030-, se prevé una brecha en la oferta-demanda que podría ascender hasta 57 bcm en 2023, haciendo necesaria la implantación de medidas a corto plazo. En este sentido, junto a la aprobación del paquete de medidas Fit for 55 y el plan REPowerEU, el Consejo de la UE adoptó una nueva regulación el pasado junio mediante la cual los estados miembros deben mantener su capacidad de almacenamiento de gas en un mínimo del 80% durante este invierno y en un 90% para periodos posteriores.
La Comisión aprobó el European Gas Demand Reduction Plan con el objetivo de reducir un 15% la demanda de gas natural entre agosto de 2022 y marzo de 2023, así como la creación de nuevas plantas de regasificación flotantes que pretende incrementar en 2023 esta capacidad de un 25% con respecto al 2021. La taxonomía verde de la energía nuclear y el gas desde enero de 2022, aunque debatida, y la digitalización de la industria energética completan la estrategia a corto plazo de la UE.
Sin embargo, dicha estrategia ha de ser complementada por una serie de medidas a medio y largo plazo. Teniendo en cuenta que las rentas de petróleo y de gas natural ascienden hasta casi un 21% del PIB de Rusia, la UE pretende establecer un precio límite por barril que reduzca sus ingresos. A pesar de la caída del precio del petróleo en noviembre, donde por barril se situaba en 60-65 dólares, aproximadamente 50 dólares ingresaban directamente en las arcas del estado. Limitar el precio por barril por debajo de los 60 dólares forzaría una bajada en los impuestos sobre el petróleo en Rusia.
Porcentaje de las rentas derivadas del gas natural y petróleo en Rusia con respecto al Producto Interior Bruto (Fuente: Russian Federal State Statistics Service)
Para hacer frente al déficit en la oferta de productos energéticos es necesario, por otra parte, afianzar las relaciones comerciales con otros proveedores. Asia Central -especialmente Kazajistán y Turkmenistán-, por sus numerosos recursos y Transcaucasia -concretamente Azerbaiyán-, por su infraestructura y situación geográfica, se posicionan como actores estratégicos en el sistema internacional.
NUEVAS PIEZAS EN EL TABLERO
De los estados que forman parte del Cáucaso Sur -Azerbaiyán, Georgia y Armenia- Azerbaiyán es el mejor posicionado en términos geográficos, militares y económicos, y el más próximo a la UE. De hecho, las exportaciones de petróleo azerí a países europeos de la OCDE ascendieron a un 48,61% en 2019, 65% en 2020 y 70% en 2021, siendo Italia el mayor socio comercial con un 42%. Este aumento ha sido acompañado por una mayor inversión en infraestructura para el tránsito de hidrocarburos, como el gasoducto Transadriático -TAP-, el gasoducto Transanatolio -TANAP-, el oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan -BTC-, y el gasoducto Bakú-Tiflis-Erzurum -BTE-. La UE ha alcanzado un acuerdo de suministro con Azerbaiyán que pretende incrementar las importaciones desde 8,2 bcm a 12 bcm en 2023 y a 20 bcm en 2027.
Datos de: US Energy Information Administration. (Fuente: Elaboración propia)
En todo este entramado Turquía juega un papel fundamental. La Compañía Petrolera Estatal de la República de Azerbaiyán -SOCAR- y la compañía Turcas Petrol de Turquía colaboraron en 2018 para crear la refinería STAR. Desde entonces, está en marcha el proyecto Shaj Deniz II, que pretende ampliar las exportaciones a través de TANAP y TAP en 16 bcm, con el propósito de llegar a suministrar hasta 30 bcm en 2027.
Aun así, únicamente se conseguirá suplir el 30% de las importaciones de Rusia. Por ello, Turquía y Azerbaiyán están mirando hacia Asia Central, región con amplias reservas de hidrocarburos, para intensificar sus importaciones y transferir más cantidad a la UE. En este contexto, Turquía es un actor clave, ya que salvo Tayikistán -de raíces persas y próximo a Irán-, los países de Asia Central tienen orígenes turcos. Desde la independencia de la región en 1991, Turquía ha buscado imponerse como líder desarrollando el panturquismo, aunque se ha convertido en un instrumento de poder blando más que en una efectiva política exterior.
Reservas de petróleo de los países de Europa y de la Comunidad de Estados Independientes en miles de millones (Fuente: BP)
Kazajistán es el segundo país que más reservas de petróleo tiene entre los países de Europa y la Comunidad de Estados Independientes, solo por detrás de Rusia. En el ranking también figuran Uzbekistán, Turkmenistán y Azerbaiyán. Precisamente, Turquía está buscando estrechar lazos con Turkmenistán, ya que se prevé que crezca un 56,42% de aquí a 2027 ya que cuenta con algunas de las mayores reservas de gas natural. Las exportaciones de Turkmenistán son principalmente a China, pero están invirtiendo en la construcción del gasoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India –TAPI-.
Las relaciones políticas de Turquía con el Cáucaso Sur son también fundamentales para el futuro de la UE. Mientras que Turquía busca consolidar una alianza con Azerbaiyán y Georgia, Rusia fortalece sus relaciones con Armenia y las dos regiones separatistas de Georgia: Osetia del Sur y Abjasia incluso militarmente -a pesar de que también vende equipamiento militar a Azerbaiyán-. Turquía mantiene cerradas sus fronteras con Armenia como gesto de buena voluntad y apoya abiertamente los intereses azeríes en el conflicto.
La gráfica muestra el porcentaje que representan las importaciones de armamento ruso en los países en los que Rusia se encuentra como uno de los tres principales importadores de armas. En Azerbaiyán representa un 22% del total (Fuente: SIPRI)
La Declaración sobre la Profundización de la Cooperación Estratégica firmada en 1997 por Turquía y Azerbaiyán no sólo es política, sino que también es la base del acuerdo comercial de transporte de petróleo entre ambos. El conflicto de Nagorno-Karabaj, recientemente reavivado a raíz del bloqueo del corredor de Lachín que une Armenia con la región, muestra la prudencia de Turquía por no contravenir los intereses rusos directamente. Una escalada del conflicto a niveles como los del 2016 o 2020 parece improbable, ya que Rusia tiene un frente abierto en Ucrania y no le interesa que Nagorno-Karabaj deje de considerarse como conflicto congelado, que le asegura una presencia en la región.
CONCLUSIÓN
La teoría del Heartland de Mackinder puede ser reformulada: Quien controla las rutas de exportación de energía controla el Heartland, y quien controla el Heartland controla el mundo. En Asia Central confluyen intereses de potencias mundiales como Rusia y China -y en menor medida Estados Unidos- y de potencias nucleares como Irán e India.
A falta de lazos históricos y culturales sólidos de la UE con la región, establecer rutas energéticas es una alternativa para posicionarse estratégicamente, aprovechando su relación con Azerbaiyán y las infraestructuras que comparten. Reavivar y reformular las posturas en común con Turquía acelerará el proceso de involucración en la región, así como la consecución del objetivo de diversificar sus proveedores energéticos y la consiguiente independencia de Rusia. La invasión de Ucrania abre la puerta a la UE para redefinir el paradigma internacional.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
Muy buen artículo. Realmente interesante.