LAS RAÍCES HISTÓRICAS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA EN COLOMBIA

por | Ago 23, 2021

El 25 de junio, el presidente colombiano, Iván Duque sufrió un atentado. Seis disparos impactaron el helicóptero presidencial. Pocos días antes, explotó un coche bomba contra una brigada del ejército. Se acusa a disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) de ser los responsables de estos ataques. La violencia política en Colombia viene de lejos, pero es importante ponerla en contexto con el proceso politico del país.

El 25 de junio, el presidente colombiano, Iván Duque sufrió un atentado. Seis disparos impactaron el helicóptero presidencial. Pocos días antes, explotó un coche bomba contra una brigada del ejército. Se acusa a disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) de ser los responsables de estos ataques. La mediatización de la violencia política en Colombia es conocida mundialmente gracias a series como Narcos. El estereotipo es que la violencia en Colombia es producto del accionar de los carteles de la droga que operan en el país. Sin embargo, la violencia política es un fenómeno que data de mucho antes. El objetivo de este análisis es poner en perspectiva histórica el problema de la violencia en Colombia, y mostrar cómo esta ha acompañado el proceso político del país prácticamente desde su independencia hasta nuestros días. 


“Este entierro es un acontecimiento–dijo el coronel–. Es el primer muerto de muerte natural que tenemos en muchos años.” – Gabriel García Márquez (1961) 

Antes de los días de las FARC y del narcotráfico, en la convulsionada vida política colombiana existieron diversos conflictos armados entre civiles. Destacan dos enfrentamientos. El primero, es la Guerra de los Mil Días desarrollada entre 1898 y 1902 entre el Partido Conservador y el Partido Liberal. Esta fue provocada por la inconformidad de los liberales con la Constitución de 1886. Los liberales organizaron una verdadera guerra de guerrillas contra el gobierno conservador de Manuel Antonio Sanclemente, a quien acusaron de gobernar de forma autoritaria. Sin embargo, el Partido Liberal fue derrotado y entre las consecuencias del conflicto destacan la independencia de Panamá, al separarse de Colombia. Esta separación fue activamente promovida por EE.UU, quienes aprovecharon la inestabilidad colombiana para asegurar su control sobre el Canal de Panamá. 

El segundo conflicto violento más importante, ya en el siglo XX, es conocido como La Violencia. Esta fue una guerra civil no declarada entre conservadores y liberales que se extendió desde mediados de los años veinte hasta 1958. La Violencia afectó principalmente a los gobiernos del Partido Liberal, quienes llegaron al poder en 1930 y lo mantuvieron hasta 1946. El asesinato del dirigente liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948 recrudeció los hechos de violencia, que incluyeron el uso de paramilitares y fuerzas guerrilleras por parte de los dos bandos. En este conflicto, el Partido Comunista de Colombia tomará parte apoyando a los liberales, y organizará las Autodefensas Campesinas, el antecedente directo de las FARC. 

La Violencia se soluciona en 1956 con un acuerdo entre conservadores y liberales para establecer el Frente Nacional. El Frente Nacional estableció en los hechos un gobierno alternado del Partido Conservador y del Partido Liberal cuyos gabinetes eran compartidos por ambos partidos, al tiempo que sus grupos parlamentarios estaban muy divididos. Sin embargo, el Frente Nacional no consiguió frenar la violencia política en el país. En la década de los sesenta y producto del influjo de la Revolución Cubana en Colombia surgen nuevos grupos guerrilleros, ahora de inspiración marxista. En ese contexto se fundan el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1964, las FARC en 1966, el Ejército Popular de Liberación (EPL) en 1967 de ideología hoxhaísta y el Movimiento 19 de abril (M-19) de corte nacionalista en 1974. 

Miembros del grupo armado ELN, movimiento guerrillero marxista de Colombia. (DW)

En 1974 termina el gobierno conservador de Misael Pastrana, que será el último del periodo del Frente Nacional. Es en ese contexto, con el fin del consenso político, es cuando se consolidan los cárteles de narcotraficantes en el territorio. Destacan el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, y el Cartel de Cali, liderado por los hermanos Rodríguez. Los carteles fundaron el grupo paramilitar Muerte a los Secuestradores (MAS), lo que combinado con las lógicas propias del narcotráfico, recrudece los niveles de violencia política en el país. El conflicto político, tensionado a tal nivel, derivó en el proceso constituyente que terminó por establecer la Constitución de 1991, promulgada por el gobierno liberal de César Gaviria

La Constitución de 1991 estableció un sistema político donde se consolidó el multipartidismo, dejando atrás el histórico bipartidismo disputado entre conservadores y liberales. Consecuencia de lo anterior, el sistema se fragmentó a tal punto, que de los antiguos partidos surgieron nuevos grupos políticos hechos a la medida de ciertos dirigentes. Destacan, Primero Colombia, y después, Centro Democrático, ambos liderados por Álvaro Uribe, y el Partido Social de Unidad Nacional, liderado por Juan Manuel Santos. Esta Constitución garantiza una serie de derechos sociales, en la lógica del nuevo constitucionalismo latinoamericano. Sin embargo, como muestra el Gráfico 1, el país tuvo problemas de crecimiento económico al finalizar la década del noventa, lo que combinado con este nuevo sistema de partidos fragmentado, volvió a aumentar las tensiones sociales, y por cierto, los niveles de violencia política. 

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Con la promesa de revertir el desorden económico y político del país, llega al gobierno en 2002, Álvaro Uribe. Uribe aplicó una política de mano dura contra el narcotráfico y a los grupos armados (especialmente las FARC). Sin embargo, estas medidas ofensivas no hicieron más que agravar los hechos de violencia en el país. Ante el fracaso de la política ofensiva, en 2010 se impuso en las elecciones Juan Manuel Santos, con la promesa de abrir mesas de diálogo con las FARC para alcanzar un Acuerdo de Paz. Pero en el Plebiscito sobre los Acuerdos de Paz de 2016, los colombianos rechazaron por estrecho margen (50.2%) las condiciones del cese al fuego con el grupo guerrillero. Pese a todo, Santos consiguió que las FARC abandonaran las armas y se transformaran en partido político. Santos además fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz

Con todo, en las elecciones presidenciales de 2018 el electorado optó nuevamente por un candidato que ofrecía una política de mano dura contra los grupos armados que siguen operando en territorio colombiano. Iván Duque ha mantenido una actitud ofensiva, especialmente con el ELN, grupo que se mantiene operativo junto a varios grupos descolgados de las FARC que no estuvieron de acuerdo con el Acuerdo de Paz. Pese a que el ELN se ha abierto a una salida política al conflicto armado, el actual gobierno ha sido errático en su posición al respecto. Además, Duque ha tenido que hacer frente al estallido social durante 2021 y al surgimiento del movimiento “Primera Línea”, que ha ocupado tácticas de violencia urbana similares a las utilizadas por los manifestantes del Maidan en Ucrania, los “guarimberos” venezolanos o la primera línea chilena. 

Comparación de las zonas de cultivo de coca con las de presencia tradicional de las FARC.

A modo de conclusión, es importante constatar que el problema de la violencia política en Colombia va más allá de la actividad de cárteles de narcotraficantes. Tiene raíces históricas, pues las facciones de la élite sistemáticamente han optado por resolver sus conflictos por las armas antes que por las vías pacíficas. Lo anterior, se suma a la estructura de la propiedad de la tierra en el país. Los terratenientes históricamente han financiado a grupos violentistas y paramilitares para asegurar sus asentamientos. Los niveles de pobreza de la población rural, que vive en las zonas de cultivo de coca, llevan a los campesinos a vincularse con los grupos narcos para subsistir. Todos estos factores se combinan con un Estado que no tiene la capacidad de financiar los derechos sociales consagrados por la Constitución de 1991, y que ha llevado a que hoy en Colombia la violencia política no la ejerzan solamente grupos armados (guerrilleros o narcos), sino también—guardando ciertas proporciones—la ciudadanía indignada en las calles. 


Notas: el autor agradece a Patricio Navia por sus esclarecedores comentarios sobre el proceso político en Colombia.

Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.

Referencias 

-Albarracín, J., L. Gamboa y S. Mainwarning (2018). Deinstitutionalization without collapse: Colombia´s party system. En Scott Mainwaring (Ed): Party systems in Latin America: Institutionalization, decay and collapse. Cambridge University Press. 

-Alcántara, M. y F. Freidenberg. 2016. Los sistemas de partidos en América Latina (1978–2014), México, UNAM-INE. 

-Caballero C, M. Pachón y E. Losada. 2012. Cincuenta años de regreso a la democracia. Nuevas miradas a la relevancia histórica del Frente Nacional, Bogotá, Ediciones Uniandes. 

-Wills Otero, L. 2011. La Constitución de 1991 y el sistema de partidos colombiano: dos décadas de reconfiguraciones políticas. Ciudad Paz-Ando (4) 1: 5-16.

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