En la guerra no sólo participan actores estatales o gubernamentales, como los ejércitos de los diferentes países, sino que al mismo tiempo también participan actores armados no estatales como el grupo paramilitar Wagner. Analizamos su influencia en los países en guerra, y cómo se ha cubierto su presencia en los medios de comunicación occidentales (Bellingcat, The Insider y Der Spiegel), rusos opositores a Putin (Meduza, The Bell y Fontaka) y españoles (El Confidencial y El Periódico).
Los actores no estatales, según Naciones Unidas, son aquellos en los que ciertos órganos son independientes del Estado, aunque otros puedan ser dependientes. Son actores que tienen la capacidad o el poder de influir en las relaciones internacionales, tanto representando un interés colectivo como individual, en el caso del Grupo Wagner el interés es individual, ya que obedecen órdenes del contratante que les encomienda su trabajo. Y pueden ser tanto públicos, como ONG o privados, como el Grupo Wagner. Estos actores no estatales ganan influencia a partir de los años 90 y entran en el juego de las relaciones internacionales con mucho peso. En el espíritu de la gobernanza rebelde, estos actores ganan más peso que los actores estatales, ya que pueden incluso transmitir seguridad, en el caso de los talibanes. En el caso del Grupo Wagner, y las milicias privadas, también, ya que pueden proteger a toda una comunidad o etnia en lugar del ejército estatal. Estos grupos privados no están sujetos a ninguna ley internacional, como hemos dicho antes, no pertenecen a ningún estado, y este es el principal dolor de cabeza de las potencias que luchan contra ellos.
GRUPO WAGNER, UNA HERRAMIENTA DE INFLUENCIA FUERA DE LA LEY
El Grupo Wagner, el grupo paramilitar que priva en Rusia, apareció por primera vez en 2014, en la región ucraniana de Luhansk. Pero está desplegado en otros países como Siria, Libia, la República Democrática del Congo, Malí y otros. Se cree que el fundador y líder del grupo es Dmitriy Valeryevich Utkin, un veterano ucraniano de la Segunda Guerra de Chechenia y comandante de brigada de las fuerzas especiales rusas. Tras retirarse del ejército en 2013, trabajó para una pequeña empresa de seguridad privada en Hong Kong.
Utkin es el principal comandante que trabaja sobre el terreno, pero tiene conexiones con otras personas muy importantes en el país eslavo. El hombre más importante de toda la trama es Yevgeny Prigozhin, un exconvicto en los años de la Unión Soviética, y que ahora es un multimillonario propietario de un gran consorte de hostelería que sirve, entre otros, al Kremlin, y a los soldados rusos. Pero eso no es todo, sus operaciones no oficiales consisten en fabricar noticias falsas, intimidar a los periodistas y financiar operaciones militares clandestinas. En este último punto es donde encontramos al Grupo Wagner.

Nuevas investigaciones, llevadas a cabo a lo largo de los años por Bellingcat (holandés), The Insider (estadounidense) y Der Spiegel (alemán), revelan que Utkin no está a cargo de la creación de este ejército privado y que sólo se trata de una pieza fundamental para disfrazar el vínculo de Wagner con el Kremlin. Al mismo tiempo, revelan que Prigozhin tiene conexiones con el Ministerio de Defensa ruso. Bellingcat analizó los registros telefónicos de Prigozhin durante ocho meses, desde finales de 2013 hasta mediados de 2014. A lo largo de estos ocho meses, se pueden contabilizar más de 140 conversaciones con el asesor y portavoz del presidente Putin, Dmitry Peskov, 25 llamadas al antiguo jefe de seguridad del presidente y subdirector del servicio de inteligencia de las fuerzas armadas rusas, o dos encuentros con el ministro de Defensa del Kremlin, Sergey Shoigu, entre otros. Hay que recordar que, en esa época, Rusia se anexionó ilegalmente Crimea y comenzó la guerra del Donbás.
La investigación también descubrió que tres empresas controladas por Prigozhin habían servido para pagar los sueldos de los mercenarios del Grupo Wagner, y que Utkin había sido sustituido por el coronel Konstantin Pikalov.
Las intervenciones telefónicas de los servicios de seguridad ucranianos (SBU) revelan que Utkin es un subordinado, pero no el líder de la organización. Utkin realiza llamadas al coronel Andrey Troshev de la policía de San Petersburgo, su superior dentro de la organización, que recibió el premio Héroe de Rusia en 2016 por una operación contra el Estado Islámico en Siria, un alto oficial del ejército ruso, y el jefe del estado mayor del 58º Ejército Occidental.
COBERTURA DE LOS MEDIOS RUSOS
El periódico ruso The Bell, tras una costosa investigación, concluyó que altos oficiales del Ministerio de Defensa ruso pensaban que el país debía tener un ejército paramilitar privado y que este debía ser confiado a Yevgeny Prigozhin. Un punto importante a tener en cuenta es que, según la constitución rusa, la práctica de los mercenarios está prohibida.
Otra investigación realizada por el periódico independiente ruso Proekt, descubrió que Prigozhin tenía asesores políticos y militares en muchos países africanos. El Grupo Wagner también estaba presente, ofreciendo protección a los líderes políticos que gustaban al Kremlin.
El Grupo Wagner ha sido acusado de torturas, asesinatos y amenazas tanto a civiles como a combatientes en países africanos.

El periódico de la oposición rusa Meduza, consiguió hablar con un combatiente del grupo Wagner que ha escrito un libro con sus memorias durante su época de mercenario.
Lo más sorprendente es que Prigozhin conocía la existencia del libro, le había gustado y estaba abierto a su publicación, aunque no tan pronto. Y además se lo había dado al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Ambos personajes afirmaron que no conocían la existencia del libro y que mucho menos formaban parte del Grupo Wagner. Otra cosa notable es la crítica del grupo. Dice que al principio era un grupo de soldados, pero que ahora se ha convertido en un grupo de esclavos. Por último, el libro no se ha publicado, ya que su autor, por razones desconocidas, así lo ha querido.
Finalmente, el medio de comunicación ruso Fontaka envió investigadores a la base militar que Wagner tiene en el sur de Rusia y pudo hablar con mercenarios que afirmaron que esa era la base militar del grupo. Al mismo tiempo, descubrieron que Utkin, que luchaba en la guerra del Donbás a favor de los prorrusos, había llevado un casco de las SS de la Wehrmacht, rectificando así la filiación nazi del comandante.
MEDIOS ESPAÑOLES
Buscando información en los periódicos españoles, encontramos El Confidencial y El Periódico, dos de los principales medios que lo han explicado más abiertamente. En cuanto al primero, se entrevista a dos expertos, uno español y otro estadounidense, y lo más importante, además de simplificar lo que hemos comentado anteriormente, se destaca la presencia de la empresa militar privada en Libia, para intentar no perder al mayor aliado de Rusia en África desde la Guerra Fría. El otro tema relevante es la explicación del porqué de este grupo: Rusia envía al Grupo Wagner al país X, para que reconozca la situación y le diga si es factible o no la entrada oficial del poder en la región.
En cuanto al artículo de El Periódico, se limita, a grandes rasgos, a describir lo que es el grupo. Sin embargo, el gran número de bajas que sufre el grupo, 600 muertos en un grupo de 2500 paramilitares, y la razón por la que la gente quiere unirse: pagan 3.000 dólares al mes.
Toda esta información es extraída, como he mencionado, por la prensa occidental y rusa contra el Kremlin. Los medios de comunicación no opositores a Putin no han hablado casi del Grupo Wagner. Debemos señalar que tres periodistas rusos independientes fueron asesinados en la República Centroafricana mientras investigaban el trabajo de grupos militares privados como Wagner en el país. Esto demuestra que investigar el tema es de máximo riesgo y que todos los periodistas y medios de comunicación que lo han hecho se han jugado la vida.

Conclusión
A modo de conclusión, el grupo Wagner, como hemos visto, es un grupo paramilitar afín al Kremlin que actúa sobre todo en países africanos, dónde el gobierno de dicho país reclama su ayuda. Pero siendo un grupo privado, y que pasa desapercibido muchas veces, actúa con contundencia y sin remordimientos. Hablando de cómo se ha cubierto en la prensa la actuación de dicho grupo, podemos decir que la cobertura mediática que se ha analizado de esta empresa militar privada es buena, teniendo en cuenta que se habla de un grupo paramilitar, que tiene relaciones con el Kremlin, y todo lo que ello conlleva. Es un tema muy importante, en contra de los derechos humanos, y cada vez más importante en muchos países. La existencia de actores privados en las guerras es relevante, y la cobertura de estos no es nada fácil.
NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21
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