El Sahel, región que se extiende al sur del Sahara, enfrenta múltiples y complejos conflictos. La violencia es alimentada por una combinación de factores, incluyendo la presencia de grupos yihadistas, que realizan ataques terroristas y se enfrentan a fuerzas locales e internacionales.
Además, las tensiones étnicas y religiosas y las disputas por recursos, exacerbadas por la pobreza, contribuyen a la inestabilidad. La débil gobernanza y la corrupción dificultan la respuesta eficaz a estos desafíos. Francia, a través de la Operación Barkhane, y la ONU y la UE, con distintas misiones, han estado involucrados hasta hace poco en la zona, pero están siendo expulsados y sustituidos por fuerzas al servicio de Rusia como PMC Wagner y las inversiones chinas están aumentando cada vez más. La situación se agrava con el tráfico de armas, drogas y personas
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