UCRANIA CUATRO AÑOS DESPUÉS

por | Mar 22, 2018

EUROMAIDAN Y LA GUERRA UCRANIA EN 2014 Ucrania, después de Rusia, el país más poderoso surgido de la desintegración de la Unión Soviética, ha vivido desde noviembre de 2013 en medio de las protestas ciudadanas por el descontento ante la negativa de las autoridades a la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión […]

EUROMAIDAN Y LA GUERRA

UCRANIA EN 2014

Ucrania, después de Rusia, el país más poderoso surgido de la desintegración de la Unión Soviética, ha vivido desde noviembre de 2013 en medio de las protestas ciudadanas por el descontento ante la negativa de las autoridades a la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea  y posteriormente por la guerra contra Rusia y sus aliados en las provincias del Este y la ocupación ilegal de Crimea por Moscú.

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Manifestantes en el Euromaidán reclamando un acercamiento a la Unión Europea.

Tras ser depuesto el presidente Víktor Yanukóvich por la presión popular y tras tomar el mando el gobierno provisional, las tropas rusas aprovecharon la inestabilidad interna ucraniana y entraron en la provincia de Crimea, asegurando defender los intereses de los rusos que residen allí y asegurando su base naval de Sebastopol.

Esta invasión rusa, a día de hoy ha provocado más de 10.000 muertos y 1.5 millones de personas desplazadas por la guerra. Una guerra en la que Moscú niega estar implicada, en un discurso que repite sin ambages desde 2014.

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El pueblo ucraniano reclamando al gobierno el acercamiento a la UE. 

GÉNESIS DEL CONFLICTO 

Conviene hacer un breve repaso cronológico de los hechos que llevaron a estas primeras tensiones ucranio-rusas:

En el año 2013, el 18 de mayo comienzan las primeras protestas bajo el lema «Levántate Ucrania» contra la gestión del presidente Víktor Yanukóvich, que daba la espalda a la Unión Europea y empezaba a acercarse a Rusia. Más adelante, el 21 de noviembre, la oposición convoca concentraciones por la decisión del Gobierno de no firmar el Acuerdo de Asociación con la UE y reforzar en cambio sus relaciones con Rusia. Pocos días después, el 24 de noviembre, Kiev acoge una gran manifestación bajo el lema «Ucrania es Europa».

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A pesar de la decisión de Yanukovich, la UE mantiene abierta la puerta a negociar el acuerdo de asociación, pero rechaza incluir a Rusia en las negociaciones.

En diciembre, tras numerosas manifestaciones en los días anteriores, decenas de miles de opositores toman la plaza de la Independencia y piden la dimisión de Yanukóvich y de todo su Gobierno. Es la protesta más multitudinaria desde la Revolución Naranja de 2004.  El 8 de diciembre se viven momentos de tensión cuando la llamada «Marcha del millón» bloquea el Barrio Gubernamental y derriba una estatua de Lenin.

A mediados de diciembre, el presidente ruso Vladimir Putin y su par ucraniano Víktor Yanukóvich alcanzan en Moscú un acuerdo económico, que comprendía la concesión de ayuda económica y una rebaja sustancial del precio del gas suministrado a Ucrania.

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El ex presidente ucraniano Víktor Yanukóvich y su par ruso Vladimir Putin durante una de sus reuniones. 

El anuncio de este acuerdo hace que la oposición se organice entorno a la Unión Popular Maidán. Acto seguido exige elecciones anticipadas y una reforma constitucional.

Ya en 2014 a mediados de enero, decenas de miles de personas salen a la calle ocupando la simbólica Plaza de la Independencia de Kiev exigiendo elecciones anticipadas. Poco después, la oposición bloquea la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano.

Ante el estancamiento de la situación en el centro de Kiev, el gobierno busca aplacar las exigencias de la oposición y fuerza la destitución del alcalde de la capital, Kiev. Pero no es suficiente ya que para ese momento, la dura represión del gobierno sobre los manifestantes ha hecho que se levanten focos de protesta a lo largo de todo el país.

El Gobierno se ve superado por la situación y dimite en pleno. Así mismo, el Parlamento deroga las leyes «mordaza» y aprueba una amnistía de los detenidos en las protestas callejeras.

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La plaza de la independencia de Kiev, llena de manifestantes, una imagen muy común en los primeros meses de 2014. 

La situación de seguridad es grave y el Ejército insta a Yanukóvich a adoptar medidas urgentes para estabilizar el país.

A principios de febrero de 2014, la Rada acuerda promover un proyecto de reforma de la Carta Magna de 2004 que había sido abolida por Yanukóvich. Días después, los manifestantes se echan a la calle para pedir la restitución de esta Carta Magna pero las protestas acaban con enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad. Mueren 26 personas.

El estallido de violentos desórdenes en Kiev lleva a las fuerzas de seguridad a desalojar la plaza de la independencia. Al mismo tiempo, Yanukóvich anuncia una operación antiterrorista en todo el país para frenar los desórdenes. Nuevos choques entre policía y manifestantes dejan 21 muertos. La situación es prácticamente de guerra civil y el Ministro del Interior ordena la entrega de armas de combate a la policía ucraniana.

A finales de febrero Yanukovich rechaza dimitir y habla de «golpe de Estado». El presidente hace sus declaraciones en ruso y desde la ciudad de Járkov, al este del país. Ese mismo día, el Legislativo ucraniano destituye a Yanukovich y se le pierde el rastro, huyendo a Rusia.

La Rada designa como presidente en funciones a Alexandr Turchinov, mano derecha de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, que ese mismo día salió del hospital donde se encontraba recluida tras decretar su puesta en libertad.

Mientras esto sucede, en Crimea se registran concentraciones de partidarios de Yanukóvich-Rusia y el gobierno europeísta de Ucrania. En este momento se empieza a destapar una trama de intervención rusa en asuntos internos ucranianos, en particular en Crimea.

Desde Ucrania se dicta un orden de busca y captura internacional contra el destituido y huido presidente, Víktor Yanukóvich.

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Militares rusos no identificados (pero con una bandera rusa) en el asalto al parlamento de Crimea. 

El Parlamento de Crimea es asaltado durante la noche y poco después se designa un nuevo Gobierno liderado por el partido “Unidad Rusa” y su líder Sergei Aksenov que apoyaba abiertamente a Yanukovich.

A finales de febrero de 2014, numerosos vehículos militares con uniformes de clara apariencia rusa pero sin distintivos de unidades militares ni bandera, entran desde Rusia en Crimea sin permiso de Ucrania. Ucrania empieza a ser invadida y ocupada.

Ya en marzo, con la excusa de proteger instalaciones militares rusas en Sebastopol, Vladimir Putin obtiene permiso parlamentario para intervenir militarmente en Ucrania. En realidad las tropas rusas llevaban ya días desplegadas sobre suelo ucranio. Ucrania moviliza a todo su ejército, reservistas incluidos, con el objetivo de restituir su integridad territorial, algo a lo que ya había llamado la Comunidad Internacional a Rusia en reiteradas ocasiones.

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Militares no identificados con uniforme, armamento y transporte ruso, en las primeras acciones de ocupación en Crimea. 

En este punto, la postura de Estados Unidos, Naciones Unidas, junto con otros Estados es tibia y moderada respecto a la agresión rusa sobre Ucrania y se limitan a calificar la actitud de Rusia de «provocación» y apelan al “diálogo”. Rusia argumenta que la ocupación de Crimea responde a motivos humanitarios ya que están allí para garantizar los derechos de la minoría rusa.

Estados Unidos suspende las negociaciones comerciales y la cooperación militar con Rusia. La cooperación militar incluye encuentros bilaterales, militares, conferencias previstas y visitas a puerto.

En marzo, Ucrania denunciaba que la ocupación rusa comprendía 30.000 efectivos en la región de Crimea. La tensión crece en Crimea y manifestaciones a priori pacíficas derivan en duros enfrentamientos entre prorrusos y ucranianos.

El 11 de marzo de 2014, la Rada de Crimea, declaraba la independencia y reafirma su voluntad de unirse a Rusia.  Con motivo del refrendum ilegal que se celebrará para refrendar esta decisión, se cierra el espacio aéreo crimeo. Los líderes del G-7 piden a Rusia que cese en su empeño de promover, facilitar y apoyar el referéndum ilegal ya que  va contra la ley ucraniana y supone una violación de la ley internacional.

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Un hombre pasa en Crimea junto a un mural que representa a esta región ucraniana con la bandera rusa tras la ocupación militar rusa. 

Al mismo tiempo, numerosas tropas rusas se movilizan a lo largo de la frontera con Ucrania realizando “maniobras rutinarias”.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia la resolución presentada por Estados Unidos para defender la integridad territorial de Ucrania y no reconocer el referéndum de Crimea, escenificando así el aislamiento de Putin a nivel internacional.

El 16 de marzo de 2014 se celebra el referéndum ilegal en Crimea, convocado por la Rada regional y apoyado por Rusia. El resultado del referéndum no sorprende y en una Crimea ocupada militarmente el 96,77% de los crimeos voto a favor de la anexión a Rusia. El Parlamento de Crimea pide oficialmente la anexión a Rusia tras aprobar una Declaración de Independencia en la que se dirige a la Federación Rusa para que acepte este territorio como sujeto federal.

La respuesta rusa no se hace esperar y el presidente ruso, Vladimir Putin, firma el documento por el que reconoce a Crimea como Estado soberano con capacidad para tomar decisiones al margen de Kiev.

Para refrendar esta serie de decisiones en Crimea, se reúnen Putin y los líderes de Crimea y Sebastopol para firmar el acuerdo de integración de la península a Rusia. Posteriormente, Putin en un discurso en la Duma enfatizó de Crimea con Rusia. Según Putin Rusia no podía «dejar sin respuesta la petición de Crimea y de su pueblo. No ayudar a Crimea hubiera sido una traición».

Ante la posible persecución contra todo ciudadano no ruso -que luego con el tiempo se ha materializado- el Gobierno ucraniano aprobó un plan para evacuar a los ciudadanos ucranianos de Crimea.

A finales de marzo de 2014, Alexandr Turchínov, presidente ucraniano, ordenó el repliegue de todas las unidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania emplazadas en la península de Crimea.

La respuesta de la Comunidad Internacional, a pesar de tibia no se hizo esperar y una vez más se anunciaban sanciones a la vez que se reiteraba el apoyo a la integridad territorial de Ucrania.

En abril, movimientos de manifestantes prorrusos se registraron en la región del Donbass en el este de Ucrania donde el 7 de abril proclamaron la independencia unilateral de la zona ruso hablante de Ucrania.  La situación en Lugansk empeora con la toma de edificios públicos por parte de separatistas armados.

 La situación empeoraba por momentos en el este de Ucrania con enfrentamientos directos entre las fuerzas de seguridad ucranianas y separatistas prorrusos armados.

La OTAN anunció que desplegaría recursos militares por la crisis de Ucrania y que «protegería a cada aliado de cualquier amenaza a nuestra seguridad fundamental». Igualmente se volvía a conminar a Rusia a pasar a ser parte de la solución del problema, no parte de él.

LA INVASIÓN RUSA DE UCRANIA

A día de hoy, después de cuatro años desde aquel “Euromaidán” en las calles de Kiev, en medio de un clamor europeísta, la situación en el Este de Ucrania y en Crimea es de absoluta ocupación por parte de Rusia. La vida en Ucrania no ha vuelto a ser la misma desde que se encuentra invadida y en guerra.

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Tropas sin identificar pero con armamento y uniforme ruso, caminan por las calles de localidades ucranianas cerca de la frontera. 

Con la invasión de Ucrania, Moscú buscaba en primera instancia desestabilizar a un Estado vecino que se estaba acercando a la Unión Europea, algo que habría puesto en aprietos a Rusia. Por ese motivo y por el miedo de seguir quedándose aislada, Rusia invadió Ucrania aprovechando la inestabilidad interna. Así mismo, Rusia buscaba imponer al Gobierno ucraniano la “autonomía” de las provincias del Este, donde ha impulsado y armado el separatismo de la población de lengua rusa, cuando no apoyado abiertamente con presencia militar. Esto implicaría su virtual control desde Moscú y una tutela inaceptable para cualquier país soberano. El objetivo en última instancia no sería tanto ocupar Ucrania militarmente y anexionarse estas provincias, sino crear un foco continuo de tensión e inestabilidad que hiciera imposible el desarrollo normal del país, evitando su acercamiento a la Unión Europea y atrayéndolo a la esfera geopolítica rusa.

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Rebeldes con equipamiento ruso en la región del Donbass.

Bajo la presidencia de Vladimir Putin, que ya dura casi 20 años, la Federación Rusa ha tratado de reconstruir el cinturón de países satélite que actuaban como colchón estratégico durante las décadas de dominio soviético en el Este de Europa. Sin embargo aquel control directo que se ejercía desde Moscú ya no es la forma de actuar del Kremlin, sino que se basa en apuntalar gobiernos afines (como es el caso de Bielorrusia) o desestabilizando países vecinos alentando movimientos separatistas como fue el caso de Osetia del Sur en 2008 en Georgia, o el caso de las provincias del Este de Ucrania desde 2014. Moscú busca influir así directamente sin ambages en la política interna de sus vecinos, ya sea por alianzas o por el uso de la fuerza como en los casos citados. Ahora la atención de Rusia se centra en el Báltico y sus repúblicas (Letonia, Lituania y Estonia) que se ven amenazadas por la política expansionista de Moscú. Rusia ya ha llamado la atención en numerosas ocasiones que, de ser necesario, intervendría en estos territorios para defender los intereses de las minorías rusófonas que habitan en estas repúblicas. Pero las repúblicas bálticas no son Ucrania, pertenecen a la OTAN y a la Unión Europea, un intento de injerencia rusa de cualquier tipo sobre territorio báltico sería respondido de manera contundente por los aliados. Con el objetivo de evitar una “Crimea 2.0” la OTAN ha reforzado su presencia en la región con destacamentos permanentes a lo largo de toda la costa sur y este del mar Báltico, incluyendo maniobras militares. Por su parte, Rusia no baja la guardia y parece resuelta a mantener el nivel de tensión en la región y alrededores. Para ello en colaboración con su fiel aliado Bielorrusia, ha desplegado en los últimos años un número creciente de tropas cerca de la frontera con sus vecinos y ha coordinado maniobras militares masivas en un claro ejercicio de demostración de fuerza, como las maniobras “Zapac” de 2017.

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La población civil es la primera víctima de la agresión rusa sobre Ucrania. 

En la Comunidad Internacional, salvo en la propia Rusia, no queda ninguna duda de que ésta está involucrada en la guerra contra Ucrania y contra los países que desean mayor cercanía a la UE, lo cual implica, en la práctica, que Rusia se encuentra en un estado de guerra indirecta contra Europa y sus intereses. Rusia presta muy poca atención al derecho internacional a la hora de aplicar su política exterior, y menos aun cuando se trata de respetar la soberanía territorial de sus vecinos.

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Situación del Donbass a mediados de marzo de 2018.

Ucrania, Europa y el mundo en general debe tener claro que Rusia es una amenaza creciente, no solo para la seguridad y estabilidad del Este de Europa, sino también para la integridad de Europa y su estabilidad política, social y económica. La invasión de Georgia y de Ucrania, son solo dos ejemplos recientes de la agenda exterior de Moscú que mira con atención lo que ocurre en Europa, especialmente en el Báltico. El apoyo de Rusia a los movimientos políticos euroescépticos de extrema derecha y de extrema izquierda es claro y tiene un objetivo aún más claro: dividir Europa y sembrar discordia entre sus Estados. Es necesario oponer una posición firme frente a estas injerencias directas o indirectas que ejerce sin disimulo Rusia sobre Europa.

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Mapa lingüístico de Ucrania. 

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  1. LA POLÉMICA EUROCOPA 2020 – GEOPOL 21 - […] además, la camiseta presenta también un mapa de Ucrania que incluye la península de Crimea, anexionada de manera ilegal…

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