Después de ocho años, los resultados de la Iniciativa de la Franja y la Ruta son problemáticos. El incremento de la conectividad e integración va de la mano con las sospechas y preocupaciones de los países cercanos y lejanos.
A través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), la República Popular China pretende acercar Europa al este de Asia, conectando también Medio Oriente y el norte de África. Todos creen que las nuevas rutas de la seda son algo más que un sueño económico de la superpotencia emergente. De hecho, por el momento, la estrategia de Beijing cuenta con muchos participantes, pero pocos aliados fieles.
Los aciertos de la IFR
La nueva ruta de la seda terrestre ayuda a la República Popular por dos razones. En primer lugar, favorece el acceso a una zona rica en recursos energéticos: petróleo de Kazajistán, gas de Turkmenistán e hidrocarburos de Irán. Estos proyectos también permiten que el exceso de capacidad de producción en los sectores de infraestructura y construcción, que China ha acumulado en los últimos años, sea descargado al exterior. En segundo lugar, es funcional a un problema interno del país, relacionado con la estabilidad de las provincias occidentales. La nueva ruta terrestre de la seda atraviesa el oeste de China, pasando por la ciudad de Ürümqi, capital de la región autónoma de Xinjiang, donde residen los uigures de fe musulmana. La región siempre ha sido una espina en el costado del gobierno de Beijing y ha quedado en un estado de abandono económico y social. La IFR trae desarrollo a esta región y podría reducir la amenaza uigur del terrorismo yihadista. Además, la iniciativa abre la posibilidad de mejorar las relaciones con las comunidades musulmanas de habla turca ubicadas en el resto de Asia Central.
El proyecto más importante es la nueva ruta de la seda marítima, dado que más del 80% del comercio mundial se mueve por mar. Beijing refuerza su presencia en el Océano Índico con la construcción de una serie de puertos: el llamado «Collar de Perlas Chino«. Desde 2015 los chinos cuentan con el puerto paquistaní de Gwadar, gracias a un contrato de arrendamiento hasta 2059. El puerto está a unos cientos de kilómetros del Estrecho de Ormuz y permite tener una presencia directa en el Mar Arábigo, la arteria del comercio mundial de petróleo. Pero eso no es todo, el corredor económico terrestre Pakistán-China, de más de 3000 km, permitiría aliviar la dependencia de la navegación de todo el océano.
Los otros puertos chinos son: Lamu en Kenia, Marao en las Maldivas, Hambantota en Sri Lanka, Chittagong en Bangladesh y Kyaukpyu en Myanmar. Este último es de alto valor estratégico porque gracias al corredor que lo conecta con China, permite reducir el tráfico marítimo en el Estrecho de Malaca. Las estrechas relaciones chino-camboyanas en la región de Koh Kong también aumentan el control chino sobre el estrecho. La preocupación de India y Estados Unidos es que estos puertos puedan algún día convertirse en bases militares, siendo por tanto una infraestructura de doble uso.
El Collar de Perlas Chino (EOM)
Hace cuatro años, China inauguró su primera base militar en el extranjero en el estado de Djibouti, un país estratégico del Cuerno de África que controla el acceso al Mar Rojo y al Mediterráneo. Oficialmente, Beijing está allí para misiones de peacekeeping y para ayudar a combatir la piratería junto con otras potencias, también con sede en Djibouti. Mientras tanto, la marina china gana experiencia en aguas profundas y asegura una puerta de entrada a África. La base se ha ampliado recientemente y está lista para albergar portaaviones.
La ruta de la seda digital pasará justo debajo de las aguas del Cuerno de África con el cable de fibra óptica «Peace«. el cual unirá Pakistán a África Oriental y Europa. La parte que conecta China, Pakistán y África Oriental ya está lista, a finales de año debería estar terminado el tramo que conduce desde Egipto a la ciudad de Marsella en Francia. La segunda fase del proyecto prevé una articulación hacia Sudáfrica.
La ruta de la seda digital: cable de fibra óptica «Peace» (Capacity media)
Los límites de la estrategia china
Desde hace algunos años se habla de una «trampa de la deuda china» para los países en desarrollo que han recibido préstamos de la República Popular para construir infraestructura. Falta de transparencia en los contratos, escasa sostenibilidad fiscal de los proyectos, presión diplomática y pérdida de soberanía son aspectos que afectan a decenas de estados de África, Europa y Asia. La pandemia ha agravado aún más la situación, lo que ha llevado a decenas de países a solicitar congelaciones y descuentos de la deuda, lo que alarmó a Beijing.
Además del aspecto financiero, el gobierno chino también tendrá que gestionar los riesgos operativos y logísticos del IFR. Implementar grandes proyectos de infraestructura en algunas áreas de Asia Central, Medio Oriente y África del Norte no es una tarea fácil. Pekín tiene que lidiar con los problemas relacionados con la seguridad de sus ciudadanos y empresas en esos territorios, ampliando tiempos y costos. El corredor chino-paquistaní, por ejemplo, es objeto de ataques de los rebeldes baluchi y los talibanes, sin mencionar que el corredor pasa por un área de Cachemira disputada con India.
La República Popular también debe resolver los problemas internos. Por un lado, la estabilidad de Xinjiang; por otro lado, el descontento, agravado por la pandemia, de algunos ciudadanos que quieren ver un mayor gasto público dentro del país y no en el exterior. Reducir las desigualdades internas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos son algunos de los objetivos del XIV plan quinquenal del Partido Comunista de China para el período 2021-2025. El nuevo plan también busca apuntar al mercado interno para reducir la dependencia de las exportaciones.
La nueva asertividad de Beijing en el Mar de China Meridional y el Océano Índico ha despertado la preocupación de los vecinos que, bajo el liderazgo de Estados Unidos, están coordinando medidas de contención. India se mueve hacia el este y el oeste para bloquear el descenso de los chinos a su océano y, mientras tanto, construye nuevas bases para romper el collar de perlas. En 2018, la administración Trump introdujo el ARIA The Asia Reassurance Initiative Act, renovando el esfuerzo de Estados Unidos en el área del Indo-Pacífico. Con el ARIA se relanzó el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral o «Quad» entre EE.UU., India, Japón y Australia. En los últimos meses, Estados Unidos ha estado llamando a los buques de aliados europeos, incluidos el Reino Unido, Francia, Alemania y posiblemente Italia, a las aguas del Mar de China Meridional. En el ámbito económico, Washington pretende acercarse a los países de la ASEAN a través de APEC, la Cumbre de Asia Oriental y el G-20.
Medidas de contención contra China en el Indo-Pacífico (EOM)
El IFR es percibido por todos como un proyecto que va más allá del mero interés comercial. La Unión Europea retrasa la entrada del 5G chino en el continente y ha bloqueado la ratificación del acuerdo de inversión con la República Popular. Estas son opciones antieconómicas que demuestran la alineación con los Estados Unidos, considerando el bloqueo tecnológico como parte de la seguridad nacional. Bruselas mantiene abiertas más posibilidades, en otoño de 2019 firmó un acuerdo de infraestructura con Tokio, buscando un socio para inversiones más transparentes y recíprocas.
En todo este reto estratégico, China no tiene muchos aliados de su lado. Incluso el eje chino-ruso podría debilitarse en el medio plazo, pues los dos países están demasiado cerca geográficamente como para no tropezarse. El corredor norte de la IFR conecta los dos estados, pero los rusos están preocupados por la voluminosa presencia china. A Moscú no le gusta la expansión de Beijing en Asia Central, que considera su área de influencia como espacio postsoviético. Lo mismo ocurre con las rutas del Ártico, un atajo para llegar a Europa, donde los rusos quieren imponer la hegemonía. Finalmente, está el problema del este de Siberia, donde el peso demográfico y las inversiones chinas están aumentando, lo que hace que el equilibrio entre los dos países sea incierto para el futuro.
*NOTA: Los planteamientos e ideas contenidas en los artículos de análisis y opinión son responsabilidad exclusiva, en cada caso, del analista, sin que necesariamente representen las ideas de GEOPOL 21.
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