En octubre de 2023 se inició una nueva guerra palestino – israelí con epicentro la Franja de Gaza. Esta contienda está reconfigurando la geopolítica de Oriente Medio y está ampliando sus escenarios a Cisjordania, Líbano, Siria. En la actualidad, Yemen se ha convertido de facto en un escenario más en la guerra de Gaza.
El pasado colonial y la configuración de Yemen del Norte y Yemen del Sur
Yemen se encuentra ubicado en la Península Arábiga en el extremo sur, compartiendo frontera con Omán y Arabia Saudí. Se encuentra rodeado por el mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo. Su capital y ciudad más poblada es Saná. A diferencia de sus vecinos de la Península, es el único país republicano.
Este país se caracteriza por tres factores. En primer lugar, existe una clara división entre lo que fue Yemen del Norte y Yemen del Sur. En segundo lugar, es un espacio de influencia entre chiitas y sunnitas. La religión oficial es el islam, pero el 53% de la población yemení practica el islam sunnita mientras que el 46,9% práctica el islam chiita. Esta división confesional ha creado un espacio de influencia aprovechado por sus vecinos: Arabia Saudí, garante del islam sunnita, e Irán, garante del islam chiita. En tercer lugar, Yemen está situado en una posición geoestratégica. Es la puerta de entrada al continente africano y al mundo árabe. Su valor reside en el control del estrecho de Bab Al-Mandeb, vía estratégica entre el océano índico y el mar mediterráneo a través del mar Rojo y el canal de Suez. Esta vía estratégica es la ruta de circulación de las mercancías, y del petróleo. Entre el 12 y 15% del comercio mundial circula por esta zona.
Hasta 1990 Yemen se encontraba dividido entre el Norte y el Sur, cada zona con su propia historia y su evolución. Yemen del Norte formó parte del Imperio Otomano hasta su disolución (1922). En 1962 se proclamó la República de Yemen del Norte gracias a la ayuda del Egipto de Nasser. El objetivo de Nasser era crear la República Árabe Unida (RAU) unificando Egipto, Siria y Yemen del Norte.
Por su parte Yemen del Sur estuvo bajo el control del Imperio Británico desde 1839 hasta 1967. Durante los años 50 y 60 ante la posibilidad de que el principal puerto de la región, Adén, se convirtiese en la nueva Singapur o Dubái, los británicos crearon la Federación de Arabia Meridional integrando las entidades tribales, los sultanatos y Adén. Pero los independistas del Yemen del sur encontraron en el Egipto de Nasser un aliado para sus aspiraciones. Por ello, a partir del 1963 se inició la lucha armada en Adén junto con alzamientos de las tribus alcanzando cuatro años después (1967) la retirada total y efectiva de los británicos.
Todos los tractados y pactos llevados a cabo durante el mandato del Imperio Británico quedaron anulados, y no hubo ninguna propuesta política alternativa. Esta retirada trajo consigo una nueva guerra entre los grupos políticos por el poder. En 1967 se proclamó la República Popular de Yemen de Sur.
Posteriormente y con la toma del poder del ala más izquierda marxista se llevó a cabo una remodelación del país cambiando el nombre a República Democrática Popular de Yemen denotando así su carácter comunista. Esta nueva república estableció nuevas alianzas con Moscú, China y Cuba, pero que disolvieron al final de la Guerra Fría y la disolución del bloque soviético.
Desde la unificación hasta el inicio de la guerra civil
Veinte y tres años después de la independencia, el descubrimiento de petróleo en la zona fronteriza entre la República de Yemen y la República Democrática Popular de Yemen propició la unificación del país. El presidente designado fue Ali Abdalá Saleh, presidente chiita de Yemen del Norte, quien gobernó hasta 2011. La unificación no mejoró la situación del país, ya que la zona sur se sintió menospreciada por las medidas y la gestión llevada a cabo por un presidente considerado del Norte.
A partir de los años 90 y durante el mandado del presidente Saleh hubo una connivencia con la organización terrorista Al-Qaeda, quién encontró en Yemen su base de operaciones que le permitía tener enlaces con África, a través de Somalia, y con los países árabes a través de Arabia Saudí. Además, durante este periodo se permitió y se incentivó que Al-Qaeda atacase a los yemenitas del sur considerados aún socialistas.
La presencia tradicional de esta organización terrorista explica que especialmente durante los años 2014 – 2015 tanto Al Qaeda como DAESH fueron capaces de aglutinar y controlar territorios, convirtiéndose en un actor más de facto en la guerra de Yemen.
En 2011 Yemen también se contagió de la Primavera Árabe y las protestas forzaron la dimisión del presidente Saleh. Estas protestas fueron capaces de aglutinar todas las fuerzas de la oposición, pero también de miembros del gobierno. El nuevo presidente elegido fue Abd al-Rahman Rabbuh al-Mansur al-Hadi. Pero no supo canalizar y responder de manera efectiva las demandas de la población. Por ello, en 2014 los hutíes llevaron a cabo un golpe de Estado iniciándose la guerra civil.
¿Quiénes son los hutíes?
El movimiento hutí, también conocido como Ansar Allah, surgió en la década de 1990 en el norte de Yemen. Su lema es: “Dios es grande, muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria del Islam”.
Este grupo pertenece al zaidismo, una de las ramas del islam chií. Los zaiditas conforman un tercio de la población y gobernaron Yemen del Norte bajo un sistema conocido como imanto por casi 1.000 años, hasta 1962.
Esta organización surgió como oposición a la influencia creciente religiosa y financiera de Arabia Saudí, defensor del islam sunnita. Pero también como oposición al presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, aliado de Riad.
Los hutíes toman su nombre a partir de Hussein Badr al Din al Huti, quien lideró el primer alzamiento del grupo en 2004, con los objetivos de obtener una mayor autonomía para la provincia de Sadá y proteger la religión zaidista y sus tradiciones. A finales de 2004, al Huti fue asesinado pero su familia tomó el control y lideró otras cinco rebeliones.
Los hutíes forman parte del Eje de la Resistencia liberado por la República Islámica de Irán. Este Eje también está conformado por organizaciones como Hezbolá, Hamas o las milicias pro-iraníes en Siria e Irak, y es firme enemiga a Israel, Estados Unidos y Occidente. Teherán ha apoyado a los hutíes de manera pública.
Además de Irán, los hutíes cuentan con otras fuentes de apoyo. Según el think tank estadounidense Woodrow Wilson International Center for Scholars, han recibido financiación de partidarios locales y organizaciones benéficas solidarias, así como del comercio ilegal.
Durante los años anteriores a la Primavera Árabe se fueron sucediendo varios enfrentamientos entre los hutíes y el gobierno de Yemen. Pero en 2011 y con la Primavera Árabe supuso un punto de inflexión para la lucha de esta organización convertido en una milicia. En ese año, los hutíes y sus partidarios empezaron a enfrentarse violentamente contra las fuerzas de seguridad nacionales, y el Gobierno yemení acusó a Irán de apoyar e incentivar estas revueltas.
La guerra civil hasta el proceso de paz
No obstante, como se ha explicado anteriormente el presidente al Hadi no logró el apoyo popular en Yemen, mientras que los hutíes siguieron ganando seguidores y consolidando su control territorial llegando en 2014 a controlar Sanaa. Los hutíes tomaron el palacio presidencial y obligaron al presidente Hadi a dimitir y a huir al sur, a Adén. En Adén, el presidente se declaró presidente legítimo de Yemen. Como respuesta, los hutíes empezaron a bombardear la ciudad iniciándose la guerra civil.
En 2015 Arabia Saudí liderando la Coalición formada por países árabes y occidentales intervinieron en el conflicto respaldados por el Gobierno de al Hadi. En esta época, los hutíes fueron ganando territorio y expandiéndose fuera de su feudo en el norte del país.
La inestabilidad ha sido una realidad permanente en prácticamente todos los rincones de Yemen. El norte del país ha sido escenario de enfrentamientos entre el Estado y los hutíes, y en el sur se han producido disturbios separatistas. También se han producido ataques de Al Qaeda en la Península Arábiga, y luchas de poder entre facciones tribales y militares.
En abril de 2022 se anunció el establecimiento de una tregua de dos meses negociada por la ONU y alentada por el acercamiento de Arabia Saudí e Irán. En junio, la tregua fue prorrogada, y finalmente en octubre finalizó formalmente. Desde la finalización de la tregua ha habido una disminución de la violencia y un mantenimiento de los acuerdos de la tregua incluso sin un acuerdo formal entre los hutíes y el gobierno yemení.
Esta tregua fue acompañada de un histórico intercambio de prisioneros. Además, en este marco se creó el Consejo de Liderazgo Presidencial, y en abril de 2022 el presidente al Hadi disolvió su gobierno y transfirió la autoridad ejecutiva a este nuevo organismo.
A lo largo de 2023 ha habido varias rondas de negociaciones mediadas por Arabia Saudí con las distintas partes del conflicto para un acuerdo de paz en Yemen. En diciembre de 2023 la ONU anunció la reanudación del proceso de paz. Este reimpulso de las negociaciones ha sido posible gracias a la reconciliación y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán, los grandes enfrentados en este conflicto.
La crisis en el mar Rojo y sus implicaciones
Con el inicio de la guerra entre Hamas e Israel, las milicias chiitas en Oriente Medio se han reposicionado en la región. Estas milicias chiitas junto con Hamas están apoyadas y financiadas por Irán, enemiga de Israel.
Hezbolá está protagonizado enfrentamientos en la zona del sur de la frontera del Líbano. En Siria e Irak, las milicias están atacando las bases militares estadounidense, y en Siria también se han producido intercambios de proyectiles con el ejército israelí.
En este sentido los hutíes también han llevado a cabo su posicionamiento. Desde el inicio de la guerra se han posicionado abiertamente a favor de Hamas y abogando por el fin de la guerra. A consecuencia del recrudecimiento del conflicto también se ha recrudecido su mensaje y sus acciones.
En noviembre de 2023 los hutíes amenazaron y empezaron a atacar buques en el mar Rojo operados por empresas israelíes. La organización ha indicado que es una forma de ejercer presión sobre Israel y solidarizarse con los palestinos de Gaza.
En diciembre de este mismo año y ante la negativa a la finalización del conflicto palestino, los hutíes empezaron a impedir el tránsito por el mar Rojo hacia Israel. Atacando a las embarcaciones independientemente de su bandera. Como respuesta a los ataques contra los buques comerciales, Estados Unidos impulsó la creación de la Operación Guardián de la Prosperidad con el objetivo de garantizar la seguridad del comercio marítimo.
La tensión en la zona ha ido escalando hasta que el 12 de enero de 2024 y como represalia de los ataques hutíes, Estados Unidos junto con Reino Unido han bombardeado las posiciones de los hutíes. De esta manera, el mar Rojo se ha convertido de facto en una zona de guerra.
En la actualidad el mar Rojo está cerrado al tráfico marítimo internacional, aunque los hutíes han anunciado que garantizaran el paso seguro a las embarcaciones rusas y chinas. Estos ataques han provocado que las principales navieras del mundo se hayan visto obligadas a ajustar sus rutas para evitar transitar por esta zona, por donde opera cerca del 15% del comercio marítimo global, incluyendo el 8% de cereales, el 11 % de petróleo y el 8 % del comercio mundial de gas natural licuado.
Las grandes navieras del mundo (MSC, Maersk, Cosco y CMA), que controlan prácticamente todo el tráfico de los grandes buques portacontenedores, comenzaron a mediados de diciembre a desviar sus barcos por la ruta africana, alrededor del Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África. De esta manera se añadieron miles de kilómetros a los viajes, aumentando los costes y retrasando las entregas de componentes vitales para la cadena de fabricación de productos y de bienes de consumo.
Los ataques a las posiciones de los hutíes tendrán varias consecuencias en la región. En primer lugar, la situación para Yemen ha cambiado. Anteriormente, los americanos y los europeos habían aceptado el poder dominante de los hutíes a la hora de negociar. Pero, los últimos incidentes en la región conducirán a un replanteamiento del futuro y del proceso de paz yemení. Asimismo, para la consecución de un proceso de paz verdadero es necesario que ambos bandos partan desde la misma situación de fuerza y de poder, y estén dispuestas a realizar las concesiones necesarias.
En segundo lugar, este nuevo conflicto afectará a todo el comercio mundial. Pero, sobre todo, tendrá un impacto negativo en aquellos países que su supervivencia depende del mar Rojo: Sudán, Eritrea, Yibuti, Somalia y Yemen. Todos países vecinos y con graves crisis internas.
Y, por último, la posición geoestratégica de Bab al-Mandeb ha provocado una militarización gradual de la zona donde entran en competición países como China y Estados Unidos; e Irán con los países del Golfo.
Todos estos factores hacen pensar que la crisis del mar Rojo se va a dilatar en el tiempo empeorando la situación a una región muy castigada y abriendo un nuevo frente en la guerra de Gaza.
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