A lo largo de estas últimas décadas, China se ha ido consolidando como una de las dos grandes superpotencias mundiales y como el actor más importante en Asia y Oceanía, lo que ha obligado a Estados Unidos a dejar de mirar hacia el Atlántico y empezar a prestar atención al Pacífico y al Índico buscándose un aliado principal en la región al que blindar para poder contrarrestar la influencia del gigante asiático, y, en vista de la decadencia de otras potencias regionales como Japón o Corea del Sur, ese aliado es India. Sin embargo, las debilidades estructurales de este país pueden hacerle perder enteros como gran dique de contención contra China en favor de otro inesperado aliado occidental: Australia.