El presente mes de junio se han cumplido 30 años del comienzo del fin de Yugoslavia. Un estado conformado por una amalgama de etnias eslavas que aglutinaba seis naciones, cuatro idiomas, tres religiones y dos alfabetos; que, a pesar de su realidad heterogénea y sus constantes tensiones internas, supo sobrevivir al paso de varios años gracias, en gran medida, a la figura de Josip Broz Tito. Hoy, tres décadas después, la región continúa siendo foco de atención en panorama internacional debido a conflictos aún sin resolver y a la complicada situación política que atraviesa cada una de las actuales repúblicas.
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