A Rusia se le presenta un panorama crítico con el problema demográfico al que se enfrenta, el cuál se ha visto exacerbado por la guerra en Ucrania. Por ello, el desarrollo de políticas que atraigan a más migrantes puede servir a Moscú a hacer frente a los desafíos que le acechan. El corredor migratorio entre Asia Central y Rusia es uno de los más largos del mundo, siendo solo en mayo de 2022, 3,6 millones de los 5,99 millones de inmigrantes que habitan en Rusia provenientes de Asia Central. Esto se debe a que la exportación de mano de obra ayuda a las repúblicas centroasiáticas a generar ingresos y a la creación de nuevos trabajos que les permite sustentar la economía familiar. Rusia aprovecha su enorme atractivo para estas comunidades y desde los últimos dos años ha intensificado sus medios para el reclutamiento de emigrantes para el ejército ruso, ofreciéndoles salarios elevados y la oportunidad de adquisición de la ciudadanía rusa. Por otro lado, la guerra en Ucrania ha dado lugar a un éxodo masivo de rusos hacia el Cáucaso y Asia Central, por lo que Rusia debe discernir entre atraer a estos emigrantes de vuelta para no exacerbar su ya acentuada crisis demográfica o utilizar estas nuevas comunidades como mecanismo de penetración en las repúblicas centroasiáticas.
Introducción
El Presidente Putin ha identificado la crisis demográfica de Rusia como un problema de seguridad nacional que afecta a la «supervivencia de la nación». En el año 2000, la población rusa ya estaba decreciendo una media de 750,000 anual, pero ahora, con la guerra de Ucrania en curso, el problema demográfico de Rusia está destinado a exacerbarse. Antes del comienzo de la llamada «Operación Militar Especial», el país ya esperaba un descenso del número de hombres en edad militar de más del 40% para 2050, lo que ya de por sí suponía una afección a la capacidad de Rusia para responder tanto a amenazas internas como externas. Al comienzo de 2023, la población rusa era de 146,5 millones de personas en comparación con los 148,6 millones de 1993. Aunque la diferencia puede parecer ínfima, siendo solo de un 2%, si se compara con Estados Unidos, la población del país americano aumentó durante ese mismo período de tiempo un 33%.
Por si fuera poco, la esperanza de vida ha descendido a los mismos niveles que Haití, cifras más bajas que las de Corea del Norte, Siria o Bangladesh. Basado en estos datos, la Escuela Superior de Economía de Moscú asegura que hacen falta 390.000 nuevos migrantes anuales para mantener los actuales niveles de población en el futuro. Es por ello que Rusia ha estado desarrollando políticas de migración más atractivas para poder atraer a más extranjeros y así poder mitigar las pesimistas previsiones de su estado demográfico.
Asia Central y su dependencia en la migración laboral hacia Rusia
Las repúblicas centroasiáticas sufren de oportunidades económicas bastante limitadas, sistemas educativos pobres e instituciones políticas débiles. De los 5,99 millones de inmigrantes que hay en Rusia en mayo de 2022, 3,6 millones provienen de países centroasiáticos. El perfil estándar de estos inmigrantes es de hombres originarios de zonas rurales donde el desempleo es extremadamente elevado. Su educación no suele sobrepasar la secundaria y sus conocimientos lingüísticos de ruso suelen ser escasos. Lo que Rusia puede ofrecer a los inmigrantes laborales de Asia Central es la unión por un mismo pasado soviético, mayores oportunidades de trabajo y salarios más altos. Otros factores que influyen esta tendencia migratoria es la conexión infraestructural con Rusia y la red de apoyos, ya que muchos de estos emigrantes cuentan con contactos o familiares que ya se encuentran instalados en Rusia.
Para los gobiernos de la región, la migración laboral supone un alivio para sus poblaciones, que crecen sin que lo hagan las oportunidades económicas al mismo ritmo. Exportar capacidad laboral genera ingresos que permite a los gobiernos mejorar los servicios públicos. Por esta razón, los gobiernos de Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán incentivan la migración laboral. Las familias también insisten a los emigrantes en que se queden en Rusia trabajando para así poder continuar contribuyendo a la economía familiar, ya que muchas de estas familias dependen exclusivamente de ello. Las remesas de los emigrantes juegan un papel muy importante en la economía centroasiática, que depende enormemente de estos flujos.
Al principio, se esperaba que la guerra en Ucrania tuviera un impacto rápido en la economía de Asia Central, pero sorprendentemente, la inflación ha sido el efecto más negativo en la región gracias a la continuidad de las remesas de los emigrantes laborales.
Esto se debe principalmente a que los emigrantes que abandonan Rusia al comienzo de la guerra regresan en la segunda mitad del año, ya que la realidad a su vuelta consiste en enfrentarse a la escasez de oportunidades laborales. Como consecuencia de ello, según estadísticas del gobierno ruso el mercado laboral ruso ha mantenido su atractivo con 1,3 millones de emigrantes al comienzo de 2023 en comparación con las cifras de 2022 durante esa misma etapa.
Reclutamiento por el ejército ruso de emigrantes centroasiáticos para la guerra en Ucrania
Rusia explora distintas vías para atraer a nuevos inmigrantes, prioritariamente porque su flujo es necesario para mitigar la crisis demográfica. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha provocado que el reclutamiento de emigrantes por parte del ejército ruso se convierta en un aliciente para facilitar la entrada de nuevos inmigrantes al país. Estos objetivos son los que se esconden detrás de las políticas migratorias que el gobierno ruso ha ido adoptando en los últimos años.
La primera medida notoria fue la introducción del llamado ´´Procedimiento de ciudadanía simplificado´´. Antes de 2019, obtener la nacionalidad rusa era un proceso bastante complicado. De este modo, la introducción de esta medida facilita la adquisición de la ciudadanía. Mediante el procedimiento general, los requisitos exigidos son vivir un año con permiso de residencia temporal antes de poder solicitar el permanente y posteriormente vivir 5 años en Rusia. Para poder obtener la ciudadanía rusa se exige a los solicitantes renunciar a su ciudadanía de origen y presentar una fuente de ingresos. Si se reúnen todos los requisitos deben esperar entre 6 y 12 meses la resolución de su solicitud.
Por el contrario, el camino se aligera mediante el procedimiento simplificado. Lo que cambia aquí es que no será necesario residir en Rusia el período mínimo de 5 años después de haber cumplido un año con el permiso de residencia temporal si uno de los progenitores del requirente es ruso, si se trata de un ciudadano nacido en un territorio de la antigua Unión Soviética y su nacionalidad sea soviética, si llevan al menos 3 años casados con un ciudadano ruso o si es ciudadano de Bielorrusia, Kazakstán o Kirguistán. En el momento en el que uno de estos requisitos se cumple no es necesaria la renuncia a la ciudadanía de origen y el procedimiento se resuelve en los seis meses consecutivos.
Además, con la enmienda de la ley «Sobre la ciudadanía de la Federación rusa» de 2021, el período de adquisición de la misma a través del procedimiento simplificado se reduce hasta tres meses si el emigrante se une a las Fuerzas Armadas rusas. En septiembre de 2022, cuando el conflicto en Ucrania se encuentra en auge, se introduce una nueva norma en Rusia. De acuerdo con esta nueva ley, aquellos que se nieguen a formar parte en la «Operación Militar Especial» cuando sean convocados, podrían enfrentarse a penas hasta de 3 años de prisión. Para reforzar esta nueva medida, el Código Penal ruso incluye ahora las palabras «movilización», «ley marcial», y «tiempo de guerra» como agravantes. Estas reglas se aplican a todos aquellos que, como ciudadanos rusos, están obligados a acatar las leyes de su país.
EL EJÉRCITO COMO MANERA DE OBTENER DE LA NACIONALIDAD
Aparte de los procedimientos legales como método de adquisición rápida de la nacionalidad, hay otras estrategias que están siendo utilizadas para reclutar emigrantes en el ejército ruso. Entre estas modalidades se encuentran
- Entregar a los inmigrantes en los centros de migración de Rusia un cúmulo de documentación que deben firmar entre los que se encuentra un contrato para alistarse voluntariamente al servicio militar.
- Amenazas y extorsión con un posible depósito de narcóticos si los inmigrantes se niegan a firmar.
- Publicidad en las estaciones de metro o en los autobuses escrita en kirguís, tayiko y uzbeko en el que se hace un llamamiento a los originarios de Asia Central a unirse al ejército ruso.
- Deportación del país para aquellos que hayan recibido la ciudadanía rusa en los últimos 10 años y se nieguen a formar parte del servicio militar ruso.
Otros medios empleados para captar gente tienen lugar a través de las redes sociales. Gracias a un vídeo que se hizo viral en la plataforma de Telegram de un hombre uzbeko conduciendo un camión ruso en Ucrania mientras relata su historia, se sabe que Rusia está ofreciendo a los inmigrantes contratos de hasta 530 dólares mensuales con la promesa de la adquisición posterior de la ciudadanía rusa. Estos trabajos se anuncian en plataformas de trabajo frecuentadas por los emigrantes centroasiáticos. En otros casos, estas ofertas se encuentran en otras redes de uso más común como Instagram. Normalmente el reclutamiento comienza con una llamada telefónica a la que los emigrantes llaman después de haber encontrado el trabajo en Internet, a lo que se les dice que el puesto por el que llaman ya ha sido ocupado. En lugar de ello, se les ofrece formar parte de la «operación especial en Ucrania».
Las respuestas de los emigrantes a los intentos de reclutamiento son variadas. Algunos de ellos son conscientes de lo que les están ofreciendo y no aceptan, mientras que otros prefieren servir a Rusia en la guerra. El miedo de ser deportado si se niegan, las dificultades para encontrar un trabajo que les proporcione buenas condiciones, y a veces un sentimiento de gratitud hacia Rusia, son algunos de los factores que llevan a estos emigrantes a unirse al ejército.
En cualquier caso, la compensación económica y el pasaporte ruso recibido a cambio son demasiado atractivos para no aceptar la propuesta. Ante esta oleada, los gobiernos de Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán se han pronunciado al respecto y han advertido a sus ciudadanos de las consecuencias legales a las que podrían enfrentarse, ya que participar en el conflicto armado de un país extranjero está penalizado en estos países con entre 5 y 10 años de prisión. En Uzbekistán, las autoridades religiosas han manifestado también que un buen musulmán no debe luchar en ninguna guerra que no tenga como causa la defensa de su patria. Debido a ello, ya existen pruebas de centroasiáticos encarcelados por participación ilegal en la guerra.
Empresas privadas de construcción rusas como Restavratsya o StroyKom también publican trabajos en redes sociales o plataformas de empleo ofreciendo a los emigrantes apoyo con la adquisición de la ciudadanía rusa si trabajan para ellos como mínimo cuatro meses. Estas empresas de lo que se encargan en verdad es de enviar emigrantes laborales a Ucrania, donde realizan labores que incluyen la reconstrucción de las ciudades bombardeadas, la retirada de cadáveres, o asistencia al ejército ruso. Se les promete salarios que van de los 476 a los 1906 dólares mensuales y el transporte, el examen médico pertinente, el alojamiento y tres comidas al día cubiertos.
Por el contrario, estas promesas están vacías y cuando llegan a su destino descubren que los salarios solamente se pagan al completo si trabajan de 60 a 90 días, que las habitaciones no están aclimatadas, y que las condiciones de vida son totalmente insalubres. Las estimaciones dicen que miles de emigrantes centroasiáticos han aceptado estos trabajos en los territorios ocupados por Rusia en Ucrania.
Flujo migratorio de Rusia a Asia Central
Los flujos de migración de Asia Central a Rusia no son los únicos significativos de la región. La guerra de Ucrania ha impactado considerablemente la migración de Rusia a Asia Central como respuesta a la llamada a la movilización por parte de Putin. Las consecuencias de este nuevo flujo han causado reacciones diferentes en la sociedad de las repúblicas. Por un lado, la entrada de más dinero y de competencias son bien recibidas, por otro lado, el impacto de la llegada de inmigrantes rusos ha dado lugar a un incremento en el precio de la vivienda, que en algunos casos se ha doblado o incluso triplicado. Además de ello, se han dado algunos casos en los que trabajadores locales han sido reemplazados por los recién llegados rusos por estar mejor formados.
Los gobiernos de estos países parecen apoyar este nuevo flujo migratorio. En Kazakstán, el Primer Ministro Tokayev ya ha manifestado su interés en que 250 empresas rusas traspasen sus negocios a la república centroasiática, lo que favorecería la generación de ingresos, así como la creación de nuevos puestos de trabajo. En Kirguistán, 184.000 rusos llegaron al país en la franja de 10 meses en 2022. Gracias al nuevo decreto sobre parques industriales, los empresarios rusos pueden ser residentes de dichos parques y disfrutar de un régimen de impuestos simplificado. Como respuesta a estas nuevas iniciativas, se ha producido una oleada de rusos del sector de las IT en las repúblicas centroasiáticas. Así pues, a mediados de 2022 Apple traspasa sus especialistas rusos a Kirguistán y Huawei transfiere a alguno de sus empleados de Rusia a Kazakstán y Uzbekistán.
De acuerdo con los datos aportados por el ministro ruso de desarrollo tecnológico Maksut Shadayev, aproximadamente 100.000 trabajadores en el sector de las IT que dejaron el país en 2022 no han regresado a Rusia, lo que representa el 10% de la fuerza activa del sector. La postura de Rusia con respecto a estos ciudadanos emigrados ha dado lugar a discusiones en el gobierno sobre la mejor manera de gestionar la situación. La salida masiva de población educada, lo que también es conocido como la fuga de cerebros, está generando grandes pérdidas económicas a la ya de por sí delicada situación del país, por lo que estratégicamente lo que se debería buscar es volver a atraer a estos emigrantes a Rusia. Por un lado, la imposición de restricciones significaría arrojar a estos ciudadanos a los brazos de las empresas extranjeras, por otro, el gobierno no descarta juzgar a los emigrantes rusos por traición a la nación.
En cuestiones de seguridad nacional, algunos analistas sugieren que, a corto plazo, estos emigrados rusos en las repúblicas centroasiáticas podrían convertirse en objetivos de agencias de seguridad rusa, siendo instados a colaborar con ellos. El razonamiento que se esconde detrás de esta afirmación trata del gran interés que tendría Rusia en penetrar estas comunidades, debido a que son una oportunidad para controlar la opinión local y monitorear la oposición contra el régimen de Putin. Como resultado de estas ambiciones, no sería extraño que estos grupos se convirtieran en instrumentos para la proyección del poder blando (soft power) de Rusia.
Conclusión
Los flujos migratorios tanto de Rusia a Asia Central como de Asia Central a Rusia demuestran la influencia que Rusia continúa ostentando sobre sus antiguas posesiones soviéticas, así como la dependencia de la misma en la migración proveniente de la región. Si el flujo migratorio de Asia Central hacia Rusia parara, Rusia se vería dramáticamente afectada a la hora de hacer frente a la crisis demográfica que sufre, encontrándose entonces en una posición muy delicada no solo a nivel interno sino también a nivel internacional.
Es también importante destacar que el reclutamiento de emigrantes para la guerra de Ucrania es una violación a los derechos humanos, por lo que es necesario el emplazamiento de discusiones para condenar la actuación de Rusia.
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