En el mundo multipolar en el que vivimos, se está haciendo muy complicado el anticipar y pronosticar los derroteros por los que puede ir el mundo en este 2022 y próximos años. Un mundo donde grandes potencias pugnan por la hegemonía regional y global, con liderazgos cada vez más opacos que se ubican fuera del espectro de países democráticos del mundo y que hacen muy complejo predecir sus futuros pasos.
Sirva como ejemplo la deriva de aumento de tensiones en el Este de Europa que Rusia lleva alimentando desde ya finales del año 2021 y que como vemos, está teniendo una vigencia clave en la agenda de política exterior de estos primeros compases del 2022. Una cuestión que veremos seguir desarrollándose en próximas fechas y cuyo análisis hemos manifestado en este informe.
El Océano Ártico se encuentra en el centro de una pugna geopolítica por controlar sus recursos petrolíferos y gasíferos que ha generado una creciente militarización de la región. Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega se disputan el control de sus espacios marítimos. Además, el deshielo ártico producido por el calentamiento global ha abierto la puerta a nuevas rutas marítimas alternativas al Canal de Suez, planteándose incluso la posibilidad de crear una ruta central que atraviese el casquete polar.
En medio de esta disputa se encuentran los organismos e instituciones implicadas en la lucha contra el cambio climático, que temen que la extracción de los recursos árticos y la apertura de nuevas rutas comerciales agrave la crisis climática. Otros actores relevantes son las comunidades indígenas del Ártico (inuits, saamis,