El Océano Ártico se encuentra en el centro de una pugna geopolítica por controlar sus recursos petrolíferos y gasíferos que ha generado una creciente militarización de la región. Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega se disputan el control de sus espacios marítimos. Además, el deshielo ártico producido por el calentamiento global ha abierto la puerta a nuevas rutas marítimas alternativas al Canal de Suez, planteándose incluso la posibilidad de crear una ruta central que atraviese el casquete polar.
En medio de esta disputa se encuentran los organismos e instituciones implicadas en la lucha contra el cambio climático, que temen que la extracción de los recursos árticos y la apertura de nuevas rutas comerciales agrave la crisis climática. Otros actores relevantes son las comunidades indígenas del Ártico (inuits, saamis,
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