La Mancomunidad Británica de Naciones o “Commonwealth” tiene su origen en la Declaración Balfour de 1917, más conocida, por establecer el objetivo británico de consittuir y facilitar en el entonces Mandato Británico de Palestina un “hogar” para el pueblo judío, sin perjudicar a las comunidades no judías existentes en el territorio. Dicha declaración sentó un precedente de igualdad en la relación entre Gran Bretaña y sus Dominios, que se formalizó con la Conferencia Imperial de 1926 y se hizo oficial con el Estatuto de Westminster de 1931.
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